lunes, 6 de enero de 2020

LA BOMBA. El eslabón corruptor.

La Bomba. Donde todos convergen.

            
             Considero necesario establecer ciertas premisas, antes de enfocarme en el fondo de lo que hoy les traigo. La bomba, en el argot andino – tachirense, se le denomina a la estación de servicio en donde se surte combustible para el transporte; la corrupción es a Venezuela como la competitividad es al deporte, quien no posea estos dotes, sencillamente es decantado por el sistema, pero en nuestro país existen muchas modalidades de corrupción, sin embargo, en este escrito me refiero a la corrupción del ciudadano como ente individual y a las vinculaciones creadas para suplir sus necesidades.
            En nuestro querido Estado Táchira, cuna de gente trabajadora, responsable y cumplidora, hace más de una década que sufrimos los embates del gobierno, en materia de servicios básicos. Por una parte, apagones diarios que representan pérdidas cuantiosas, tanto en horas hombre, como en merma de producción; suministro de productos básicos de la cesta alimenticia, lo cual ha sido suplido por el mercado de Cúcuta – Colombia; gas doméstico, el cual fue expropiado en sus concesiones de distribución y traspasado a entes de gobierno, lo que generó la destrucción de la estructura de entrega a domicilio y por último, lo que nos trae al presente escrito, el suministro de combustible a vehículos de carga, transporte público y privado.
            A partir de los sucesos del año 2002, los cuales involucraron a la Industria Petrolera y por ende al suministro de combustible en todo el país, el recorte en el abastecimiento de las estaciones de servicio del Táchira, ha sido considerable, al nivel que a principios de la década, se instalaron unos dispositivos (chip – TAG) a todos los vehículos del Estado, con la finalidad de llevar un control sobre la recepción y el uso del combustible, de manera individual. Para nadie es un secreto la hiperinflación que sufre nuestro país y los bajos precios de nuestro combustible. Ambos parámetros han sido actores principales en la crisis que actualmente se vive en el Táchira. Primero que nada, una crisis económica sin precedentes, que sin lugar a dudas y con los componentes mencionados de la carencia de servicios básicos, se ve maximizada y lo más importante, en segunda instancia, una crisis social devastadora que involucra a un cercano 100% de la sociedad tachirense.
            Desde el punto de vista económico y para que se entienda lo expuesto. No voy a citar el costo de cargar combustible en el país, ya que no se entenderían los ceros que antecederían a la unidad monetaria del bolívar soberano, prefiero decir y aseverar que el costo es gratuito. Sin embargo, el costo de venta de ese mismo combustible gratuito, para su obtención, es de 40.000 pesos colombianos aproximadamente, cada pimpina (se refiere a un envase de 20 litros) lo cual calculado al cambio de hoy 06/01/2020, representa un precio de ochocientos mil bolívares soberanos (BsS. 800.000,00), en una sociedad en donde el salario mínimo es de ciento cincuenta mil bolívares soberanos (BsS. 150.000,00) o lo que es lo mismo, más de cinco (05) salarios mínimos por cada pimpina que se logre vender, teniendo en cuenta que los vehículos pequeños tienen acceso a 240 litros mensuales, en promedio, las camionetas a 350 litros y los vehículos de carga o transporte público, pueden surtir 22 veces al mes por 40 litros por ocasión.
            Hasta aquí es fácil entender y algunos hasta justificarán la venta de combustible para fines económicos o de supervivencia, pero acá les dejo y disculpen la larga antesala, el producto putrefacto que ha generado estas medidas.
            Comencemos por el principio, para tratar de darle una forma concatenada a la cadena corruptora y de esta manera hallar el significado del título, el eslabón corruptor. En primera instancia tenemos al Estado, quienes se identifican con este tipo de políticas, a fin de generar caos y zozobra en la población y con esto mantener un constante estado de angustia, depresión, ansiedad, descontento, en el pueblo, pero como el fin justifica los medios, mantenerlo ocupado en otras cosas que no sean la política o como salir de este mal, amén de la tajada que representa para los altos políticos, todo los ilícitos de combustible, en donde ellos juegan a nivel de mayoristas.
            En segunda instancia, de acuerdo a mi criterio, se encuentran los dueños de las estaciones de servicio, quienes se han convertido en verdaderos enemigos del pueblo y quienes son los principales beneficiados en este “gran guiso”, producto de la venta de cupos a los que por negocio, tiempo o necesidad no hacen cola y que más adelante los trataremos de manera especial. Para contextualizar un poco este comentario, debo decir que las colas en el Táchira para surtir combustible, pueden ser de varios días, hasta de una semana. Una vez recibido el combustible en la estación de servicio, se procede al marcaje o entrega de tickets a las personas con vehículos en la cola, pero la sumatoria de los marcados, multiplicado por la cantidad de litros a surtir (40 litros lineales por vehículo), nunca cuadra. Si llegan 13.000 litros (un compartimiento de la gandola), se debería surtir a 325 vehículos, pero en todas las estaciones solo marcan 200 vehículos. Qué hacen con los 5.000 litros restantes?
            Le corresponde el turno a los organismos de orden público, llámese FAN, PNB, FAES y hasta colectivos del Gobierno en algunos casos. Su única misión es garantizar el orden en el proceso, no obstante, se convirtieron en fuerzas opresoras que amenazan a los usuarios y los someten con la finalidad de cobrar su tajada en este “gran guiso”. Ellos en unión con los dueños de la estación de servicio, efectúan las medidas, el marcaje o entrega de tickets y el control del llenado. Podemos observar como son el ente más corrupto de la cadena, ya que su investidura es usada para someter y amenazar a quienes pretendan denunciar los hechos corruptos. Al final de la jornada y en algunas ocasiones, a la luz pública, “parten la cochina” con los dueños de las estaciones de servicio.
            Seguidamente hablaremos de los que por su condición de privilegiados, en el Táchira se conocen como los VIP (personas muy especiales, por sus siglas en inglés), quienes son los que pagan por surtir combustible sin hacer las largas colas. En esta modalidad hay quienes se amparan en la careta de tiempo, trabajo, necesidad, distancia, producción, pero casi el 100% de esas excusas, son solo la fachada para adquirir el combustible, así no sea el día de su placa (se me olvidó en el preámbulo hacer la acotación de que se surte, de acuerdo al terminal de la placa, 2 veces a la semana y el domingo es día común). Lo cierto es que son los VIP quienes facilitan todo el proceso corrupto en una estación de servicio, ya que ellos son el agente corruptor y que obstaculiza el resto de las actividades de llenado, toda vez que por su condición de pagador, pasa de primero, si pagó bastante le llenan el tanque, entre otras.
            A continuación comenzamos a hablar de la mafia y las diferentes organizaciones que se han ido creando en función del combustible en el Táchira. En este grupo se encuentran los dueños de las casas, que por el simple hecho de que la cola pase por el frente de su casa (ojo no por dentro de su propiedad, lo que no le da derecho a exigir), se adueñan de tantos puestos como metros de frente tenga su propiedad, de lo que hacen uso y disfrute, a través de vehículos propios, de familiares, amigos o cobro del puesto. En los espacios en donde no existe un dueño cierto, por ejemplo, la pared de un colegio, un cementerio, un terreno baldío, aplican dos tipos de mafia, la primera la de los cuidanderos, que son personas que cuidan los vehículos en sus constantes pernoctas pero que cobran por el puesto para incorporarlo a la cola, una vez que corresponde hacerla y la otra modalidad la de los vecinos del frente que aplican la misma regla del derecho de frente extrapolado a la otra acera (vence el más “arrecho”). Por último en este grupo, están los coleados y los coleadores (no de toros), quienes se dan a la tarea de dejar varios puestos para sus familiares y/o amigos, o tan sencillo para hacer negocio de los mismos, esta actividad es muy variante, desde quienes se te acercan al momento de comenzar la cola y de manera gentil te dicen que le están guardando el puesto a un amigo o familiar, hasta los que con cara de pocos amigos y envalentonados, meten los carros que les da la gana delante de ellos.
            Si te encuentras en alguno de estos grupos, llegue a ti mi denuncia e inconformidad, si no es así, te felicito por tu amor a Venezuela.
            En algún momento, no sé cuando, le pondremos punto final a esta Dictadura, eso dará inicio a un cambio de gobierno y habremos vencido lo político. Una vez ocurra esto, lloverá dinero de los entes, instituciones y países a lo largo y ancho del mundo y comenzará un cambio económico y habremos vencido lo económico. Pero mientras el “RANCHO SOCIAL” continué en nuestras mentes, en nuestras acciones, nunca jamás cambiaremos a Venezuela.
            Feliz, bendecido y exitoso veinte veinte (2020).

Vicente Colmenares Tovar

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