martes, 18 de mayo de 2021

EL COVID Y LA HISTORIA FUTURA



A casi 17 meses de su aparición, el mortal virus pandémico, decretado en marzo del año pasado como la nueva amenaza para la especie humana, aumenta su poder y muta por segunda vez, para ponernos en jaque, ante la ignominia de un alto porcentaje de la población mundial.

En mi criterio, somos el resultado generacional de mentes brillantes, que nos llevaron a poseer, para el actual siglo XXI, un dossier multidisciplinario que se traduce en confort colectivo, a través de tecnología, cultura, educación, entre otros, los cuales nos ubican, como es normal, en la cúspide cognitiva de las especies vivas del planeta.

La alerta que se hiciera y cuya información fue diseminada, a través de los distintos gobiernos y entes responsables de la salud, traía un enfoque correcto, fácil de digerir y de acatar. Se trataba del distanciamiento social. Era cuestión de aislarnos voluntariamente, lavarnos las manos y proteger nuestra boca y nariz, tapados, mientras nos encontráramos en contacto con otras personas. De esta manera garantizábamos que el virus no pudiera transmitirse. Hasta un slogan mundial rodó por las redes sociales "Si tu te mueves, el virus también se mueve. Si tu te detienes, el virus también se detiene. Quédate en casa".

No podemos generalizar, millones han sido las personas que se han cuidado de contraer el virus, acatando las medidas y adoptando una posición personal y familiar que los proteja de la infección. Otro nutrido grupo, está representado por los ignominiosos, que desconocen o retan al contagio y sus consecuencias, asumiendo actitudes absurdas y yendo en contra de la normativa establecida. Un tercer grupo, mucho más complejo, estaría compuesto por los miembros del primer grupo, que han sido alcanzados por la irresponsabilidad de los miembros del segundo grupo y las victimas inocentes que no tenían contacto con el exterior, pero con las medidas mínimas y también fueron alcanzados por la irresponsable actitud del segundo grupo. Total, que estamos en presencia de un virus que ha alcanzado niveles alarmantes, gracias a la conducta irresponsable de sus propias víctimas.

En unos años, le corresponderá a las generaciones de relevo, hacer una evaluación del COVID-19, la pandemia del siglo XXI, su origen, sus características y por supuesto su propagación y número de víctimas e irremediablemente se conseguirán con muchas variables que no podrán ser entendidas, tales como: Gobiernos ocultando el número real de contagios y defunciones; malas praxis médicas; malos diseños de políticas públicas y por supuesto, entre muchas otras, la irresponsabilidad manifiesta de un gran sector de la población.

No quisiera yo, estar presente en dichos estudios, ya que es imposible entender, como siendo una sociedad tan avanzada, moderna y disponiendo de un gran cúmulo de conocimientos, herramientas y datos históricos, nos dejamos sumir en esta suerte de ruleta rusa sanitaria.

Debería ser hora de reacomodar el tablero de ajedrez y volver a comenzar la partida, solo que hemos llegado a una encrucijada, en la cual los estúpidos representan un alto porcentaje de la población mundial. Si bien es cierto que la economía no se puede detener, que las bocas de la casa esperan por el plato de comida, no menos cierto lo es, que la vida, porque eso nos estamos jugando, bien vale el sacrificio y asumir la responsabilidad de protegernos y proteger a nuestros seres queridos y semejantes.

Seremos una aberración poblacional, cuando seamos estudiados en el futuro, porque las pandemias anteriores no contaban con la tecnología ni los conocimientos, pero nosotros no contamos con la voluntad.


Vicente Colmenares Tovar

7.661.177

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