El Centro de Comercio en Cordero |
Hace pocos días y ante la ausencia de una referencia cierta, en donde basar mi análisis de la situación actual del país, tomé como referencia a mi pueblo Cordero. En ese escrito, solo pretendí extrapolar la problemática corderense y asumir que el resto del país estaba en iguales condiciones que este acogedor pueblo, en la entrada al páramo andino. Pues si el criterio utilizado para ese momento, dio al traste con nuestra realidad nacional, hoy soy portador de pésimas noticias para los venezolanos.
En la mañana de hoy y a fin de realizar las compras para preparar el menú del día (cabe acotar que soy el propietario de un restaurant en Cordero), caminé algunas de nuestras principales calles y avenidas, a fin de obtener los productos en las tiendas en donde consuetudinariamente las adquiero. Durante este trayecto y a fin de evaluar lo escrito anteriormente, observé acuciosamente las tiendas informales de las que les hablaba y extrañamente hoy eran muchas menos que hace 22 días. Esas tiendas en las puertas de las casas, en las aceras, en las plazas, han ido desapareciendo paulatinamente, los vendedores de tortas, café, limones, panela, de las carretillas o bolsos, tampoco se dejaron ver. Mi sorpresa estuvo centrada en dos grandes establecimientos, que un día fueron punto de referencia obligada para los corderenses.
El primero, la venta de verduras del Pelón, como amistosamente conocemos al propietario de la venta de verduras más grande de Cordero, ubicada en la Avenida Sucre, esquina de la calle 14, la cual al día de hoy se encuentra cerrada. No sabría decirles, en función de mi memoria, si el Pelón tiene 25 años o más con ese negocio, pero les doy fe, de que las verduras de los hervidos del 25 de diciembre y 01 de enero, se compraban allá. Difícilmente ese negocio cerraba sus puertas. Esperemos que esté descansando, cuidándose del coronavirus o en otra situación, pero hoy y desde hace ya varios días, ha estado cerrado.
El segundo, la Cooperativa Alturas del Torbes, un negocio próspero, en donde conseguías todo el mercado familiar, línea blanca para tu residencia, sistema bancario y de préstamo para sus afiliados, hoy se encuentra reducido a dos pasillitos que no poseen casi mercancía. En este caso, les puedo asegurar que no ha sido por falta de gerencia, todo lo contrario, el sentido visionario y eficiente con la cual se diseño esta empresa, es para que se mantuviera en la cúspide comercial de Cordero por muchos años, pero la situación económica, la ha lanzado a ese pequeño espacio de poca mercancía.
Pudiera traer muchos más ejemplos a este escrito, pero creo que la idea principal ya fue captada. El corderense es emprendedor y trabajador, no en vano tenemos el Municipio más bello del Estado Táchira (empeño mi palabra en esta verdad), pero ni el emprendimiento ni la resiliencia son conductas que garanticen el éxito en un sistema de gobierno como el nuestro.
El coronavirus ha sido la excusa perfecta para acelerar el proceso comunista que se lleva a cabo en el país, pero ya el poema celebre de Martín Niemoller, "primero vinieron...", está consumado en nuestra patria y difícilmente podremos escapar de este yugo.
Poema de Martín Niemoller |
Hoy veo con tristeza, como corderenses amigos, han tenido que rendirse ante la implacable economía que vive nuestro país. Personas que apostaron por el trabajo en tiempos de crisis, buscando como llevar el pan a la mesa de sus casas, ahora están en peor circunstancia, sin mercancía, sin negocio y sin dinero. Mientras tanto, las políticas en el Táchira, cada día son más ruines y más severas. Un gran amigo me apuntaba hace pocos días, que el Táchira era el conejillo de indias en el Control Social, ya que cada barbaridad que se les ocurre, es puesta en práctica acá, antes que en el resto del país.
La estación de servicios que ven en la imagen de la portada, es nuestra estación de servicio y que representó el centro de comercio de Cordero. En ella siempre había cola, aún cuando no había gasolina y quieren saber por qué? Sencillo, el gobierno obligó al tachirense a negociar con gasolina, muchos vendían aquí, otros la llevaban a Ureña, algunos otros dependían de la gasolina para ir a Cúcuta a buscar mercancía. El que vendía, tenía dinero, al igual que quien traía mercancía y podían comprar repuestos, comida, pagar servicios y así se movía la economía en nuestro pueblo. No era la panacea, pero aprendimos a llevar un sistema de vida que permitía el sustento de muchos. Hoy día, Cordero está quebrando y si esto está pasando en el resto del país, las cholas serán el calzado dentro de muy poco y el hambre será nuestro recuerdo permanente de que en algún momento fuimos el país más rico de América Latina.
Vicente Colmenares
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