sábado, 29 de agosto de 2020

LA LÍNEA UNIÓN CORDERO

Fachada de la sede de la Línea Unión Cordero

Le he sacado el cuerpo a escribir sobre la Línea Unión Cordero, por meses. Hablar mal de algo que fue tan bueno, es mucho más difícil que hablar bien de algo que fue muy malo y esa paradoja está presente hoy en este escrito.
Hace aproximadamente 20 años, estuve tentado a adquirir un cupo en la Línea, era el negocio más productivo para la época. Ser socio de la línea de Cordero, era como un equivalente del Jet Set de la zona y sus acciones o su plusvalía eran muy bien vista en el Táchira y fuera de el.
Desde hace varios meses, he percibido una nueva realidad en esa Asociación, que en el pasado fue referencia Nacional de organización y responsabilidad. Si quieren tapar esta verdad, analicen el transporte de los Estados Bolívar, Zulia, Vargas (porque me niego a decir la guaira), Sucre y muchos otros.
Hace tan solo dos días y con motivo de la entrega de unos productos en el mercado mayorista de Táriba, tuve que salir temprano (6:30 am) a tomar una buseta y aquí comenzó el drama que le puso la guinda a mi paciencia. Salimos de Manuel Felipe Rugeles, con tan solo tres pasajeros y ya en La García, la camioneta iba llena, al menos sus asientos. A la altura de Llano de la Cruz, ya llevaba el pasillo también lleno, con personas de pie, pero el sube y baja de pasajeros en el mismo pueblo, hacía que siguieran subiendo otros pasajeros. A la altura de Llanitos, frente a la capilla del Divino Niño, la gente comenzó a protestar, porque siendo honestos, ya no había espacio para otro pasajero, pero el conductor continuaba peleando para que los pasajeros se siguieran agrupando. Al ver que la gente protestó, el chofer tomó la decisión de parar la unidad y meterle el freno de mano, porque si no hacían espacio, el prefería que nos bajásemos todos y les devolvía el pasaje. Total, que ante el reclamo de varios caballeros, el chofer se sintió intimidado y arrancó nuevamente, pero como si fuese turista. El recorrido entre Cordero y Táriba, duró una hora y diez minutos, o sea que la madrugada no dio los frutos deseados, pero ese no es el tema.
No es el caso de ese chofer en particular, el problema agravado de la gasolina, ha hecho que use con mucha frecuencia, ese medio de transporte, pero para serles honesto, aquella atención al usuario se perdió, ninguno de los choferes usa aquel uniforme que les daba esa tan buena presencia, ahora la mayoría utiliza una gorra y franela, son mal hablados y mal encarados, suben a un colector, que más que recoger el dinero del pasaje, sirve de intimidador a los usuarios. Frases (pongan nalguita con nalguita, ahí cabe más gente, mira ya te dije que te echaras pa'tras, entre otras) como esas, son las que se escuchan de los colectores, para garantizar que la buseta meta mucha más gente que lo que corresponde.
He defendido el derecho al trabajo y he defendido la necesidad individual de los pasajeros en hacer uso del transporte. Lo que no puedo defender, es la mala práctica o la mala gerencia con que se está llevando esta excelente Asociación de Transporte, que en el pasado fue ejemplo. A ese ritmo, pasará lo mismo que con el país, veremos a la línea, como un ejemplo de lo que no se debe hacer.
Dios quiera y este mensaje llegue a muchos socios de la línea y entiendan que este escrito no busca desprestigiar a nadie en especial, si no que por el contrario, es la alerta de que la comunidad, a la cual se deben y de la cual dependen, está cada día mas descontenta con su servicio y que les sirva para tomar medidas que mejoren la calidad del mismo.

Vicente Colmenares Tovar
7.661.177

lunes, 10 de agosto de 2020

EN 4 Y SIN PROTECCIÓN

 

En cuatro rubros de los servicios básicos, el gobierno nacional sorprendió a la población con sendos aumentos y sin la protección del Estado, para protestar por el descomunal aumento, durante esta cuarentena.

A saber, la gasolina, el gas, la electricidad y el agua, fueron aumentados exponencialmente durante la cuarentena, sin que la población pudiera tomar medidas de protesta, debido a la misma situación de aislamiento, ni motivar recursos administrativos ante el Estado, ya que los poderes públicos están secuestrados por el gobierno que dictó los aumentos.

Para que se tenga una idea de los aumentos: 

En materia de combustible para vehículos, la gasolina fue incrementada a 0,5 dólares el litro, lo cual representa un CIENTO SESENTA Y CINCO MIL MILLONES POR CIENTO (165.000.000.000%) de aumento, una cifra que para los que no están acostumbrados a los números, es muy difícil de interpretar. Aún y cuando existe gasolina subsidiada por el gobierno, y que el precio del litro es de 5.000 BsS, esta es cada vez más difícil de adquirir, derivado de los múltiples negocios que se suscitan de su precio. Lo cierto es que un tanque de 40 litros, de gasolina subsidiada, tiene un valor de un cuarto del salario mínimo, por lo que su trabajo, solo le garantizaría echar gasolina una vez por semana, sin derecho a comer y ni hablar de la de precio internacional, que alcanzaría los seis millones de bolívares por tanque de cuarenta litros o lo que es igual, a siete meses y medio de trabajo sin comer, para llenar el tanque de gasolina por una sola vez.

Con respecto al gas, una bombona de 18 Kg se comercializa en 100.000 pesos colombianos, lo que representa, al cambio del día de hoy, la cantidad de OCHO MILLONES SEISCIENTOS NOVENTA Y CINCO MIL BOLÍVARES, por lo que se necesitarían casi once salarios mínimos, en otras palabras once meses de salario, para adquirir la bombona de gas, sin derecho a comer. Esto, hablando del gas residencial, porque si nos vamos al gas comercial, una bombona a granel de 120 galones, oscila en el precio de los VEINTISÉIS MILLONES DE BOLÍVARES, o lo que es lo mismo, un comerciante necesitaría que más de 32 personas dejen su salario integro en un comercio, para pagar la bombona, sin contar el resto de los costos asociados al negocio.

La electricidad propinó un duro golpe a la población, sobre todo al comercio, quienes ahora pagarán por un local de mediano tamaño, la suma de SEIS MILLONES DE BOLÍVARES, los cuales equivalen a 7.5 salarios mínimos. Esta es la peor tragedia que le puede pasar al Táchira, un Estado que vive un 50% y hasta más, de su tiempo a oscuras y que la tarifa eléctrica haya sido incrementada a esos precios.

El servicio menos fuerte, pero que se ha venido incrementando mes a mes, lo representa el agua potable, ni tan potable, ni tan constante, pero igualmente incrementada.

Total, que con un salario mínimo de apenas OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES, el venezolano promedio está condenado a la muerte por INANICIÓN.

Así que en cuatro y sin protección, nos lleva el gobierno.


Vicente Colmenares Tovar

V-7.661.177 

sábado, 1 de agosto de 2020

LA INFLACIÓN DE LA DIVISA

La empanada y la inflación.

Las últimas cifras del Índice de Precios de Consumo (IPC), publicadas en los Estados Unidos de América y que se pueden encontrar en cualquier sitio de la web, correspondientes al año 2019, se ubican en 1,81% anual y las mismas cifras, para el primer semestre de 2020, reflejan un 1,24% promedio.
A diferencia de nuestro sistema de medición, ese país del Norte, lleva una estadística mensual del IPC, que es el indicador de inflación más importante, en la mayoría de países del mundo y al final del año se le saca la media, o sea, se suma la variación de cada mes y se divide entre 12. Ese sistema permite comparar mes a mes, la inflación contra el mes pasado, los meses pasados, el mismo mes del año anterior o de años anteriores.
La inflación en Colombia, país vecino y que utiliza un sistema parecido al de los Estados Unidos, con el IPC, se ubica en 3,80% en el año 2019 y para el año 2020, la cifra que refleja el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), entidad responsable de la planeación, levantamiento, procesamiento, análisis y difusión de las estadísticas oficiales de Colombia, es de 3,86%.
Mientras tanto, en Venezuela existen no menos de 5 cifras diferentes de inflación para el 2019 y ninguna coincide entre si, entre las que algunos entes hablan de más del 7.000% y otras de tres cifras bajas, pero sin tener certeza de cual es la real o la más ajustada.
Lo cierto es que podemos sacar una relación entre el dólar y el peso colombiano, en la cual, durante el mes de diciembre de 2019, el peso cayó ante el dólar, de 2.850 pesos por dólar a 3.500 pesos por dolar, lo que representa una devaluación del 22.8%, debiéndose aclarar que este cambio del peso a dolar, se mantuvo estable, al menos en los últimos 5 años.
Para que algunos tengan una idea clara y no tengan que hacer tantas cuentas o ver tantos números, voy a poner unos ejemplos claros de lo que sucede con nuestra moneda. En noviembre del año 2017, el cambio del bolívar contra el peso era de 100 a 1, o sea que por un bolívar te daban 100 pesos, para el mes de noviembre del año 2018, era de 10 a 1, o sea que por un bolívar te daban 10 pesos y para el día de hoy, el cambio está a 0,012 a 1, o sea que por 83,33 bolívares te dan un peso. Esto puede dar una idea clara de lo que está sucediendo con nuestra moneda y lo peor, es que seguimos en picada.
Ahora bien, la moneda de intercambio comercial en el Estado Táchira, es el peso colombiano. Es raro el establecimiento que se maneja en bolívares y los que lo hacen, le colocan un margen de seguridad a su moneda, con un cambio del 0,01, o lo que es lo mismo 100 bolívares por peso.
Hasta acá, simplemente hemos manejado las cifras de devaluación del peso contra el dólar y del bolívar contra el peso. Pero entremos en materia de inflación.
Si hemos visto que la inflación en Estados Unidos y Colombia, está por debajo del 2% en el primero y del 4% en el segundo, es inexplicable que en Venezuela, adquiriendo bienes y servicios, a precios de divisas, los mismos hayan aumentado en un 100% y más, en el último año. Ejemplos sencillos, una empanada pasó de 500 pesos hace un año, a 1.500 en la actualidad. Un Kg de carne de primera, en febrero de este año a 5.000 pesos, pasó a 12.000 pesos en la actualidad. Eso por mencionar solo 2 rubros, en los cuales se observa una variación o inflación del 200% en el primero y de 140% en el segundo.
Según mi criterio, esa inflación manifestada en dólares o pesos, obedece a dos grandes factores. El primero se puede evidenciar desde hace algunos años y es el cierre de la frontera entre Venezuela y Colombia, lo cual ha desembocado que toda la mercancía que pasa de Cúcuta a San Cristóbal, es objeto de "cobro de peaje" en cada alcabala, bien sea de la policía colombiana, de los paramilitares en las trochas o de los cuerpos de seguridad en Venezuela y cuando digo cuerpos de seguridad, es porque algún día, hasta los boys scouts van a cobrar (ejercito, guardia nacional, policía nacional, policía estadal, cuerpo de investigaciones). En resumidas cuentas, los costos de venta entre Cúcuta y San Cristóbal, se ven incrementados. El segundo aspecto que hay que evaluar, es que el venezolano, en su cultura de viveza, ya no se conforma con ganar un 20, 30 o 40 %, si la ganancia no es del doble, sencillamente el negocio es un fracaso, por lo que no importa la inflación en el país de origen, nosotros siempre lo vamos a llevar a otro nivel y esos productos, así sean comercializados en divisas, van a seguir aumentando de precio.
Estimados amigos, les estoy hablando de la inflación en el Estado Táchira. A eso, súmenle la cantidad de alcabalas que hay hacia el centro del país y añádanle la viveza del central y entonces podrán evaluar la inflación en el centro del país.

Vicente Colmenares Tovar
V-7.661.177

LAS REMESAS ROJAS

  Un dinero con poco esfuerzo     Hace algunos años, quizá más de los que estoy dispuesto a aceptar, Venezuela entera madrugaba. A las 4 am ...