Nuestros enemigos |
Dicho por muchos, algunos con completa seriedad,
otros con el humor que caracteriza a los venezolanos, el 2020 nos ha sorprendido
a todos, tanto, que unos piden que nos regresen el 2019 y otros que pasemos
directo al 2021. Lo más transcendental de este año, está representado por un
virus originario de la Ciudad de Wuhan en China, denominado COVID-19 y llamado
popularmente CORONAVIRUS.
Luego de los reportes de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), decretando al COVID-19 como una Pandemia, en el mes de marzo y vistos
los casos de infección y muerte que aquejaban a Italia y España, muchos fuimos
los venezolanos que decidimos aislarnos voluntariamente, a partir del 15 de
Marzo de 2020, sin que existiera, para la fecha, política alguna que dictara la medida, pero en mi criterio, el sentido común analizando las adversidades y deterioro del sistema
sanitario nacional, era la única y mejor opción para la ciudadanía.
Las medidas del gobierno nacional, fueron en sentido de desabastecer de combustible a nivel nacional a toda la población, según ellos,
para evitar la movilización. Lo cierto es que existen rumores
que apuntan a la debacle del sistema de refinación y la inexistencia de
combustibles para el mercado interno.
Para la fecha de hoy, 06 de Abril de 2020 y
transcurridas ya más de tres semanas de cuarentena, veintitrés días para ser
exactos, la incertidumbre reinante en todo el Territorio Nacional, va en
aumento día a día y como es costumbre de este régimen, la desinformación y la
confusión son los primeros elementos en aparecer, para mantener ocupados entre
rumores, escándalos y dilemas, a los ciudadanos referente a los acontecimientos
que se suceden a diario.
Las reservas, que con sacrificio, venta de
valores, autos, joyas, entre otros, ha logrado establecer cada familia, se han
visto mermadas, tras las más de tres semanas de improductividad, aislamiento y paralización de lo poco que quedaba del sector productivo, amén de la caída
en las remesas que llegaban del exterior, producto de familiares trabajando en
otras latitudes, ya que este flagelo alcanzó a toda la población mundial.
En medio de toda esta catástrofe, el
Departamento de Justicia de los Estados Unidos, hizo públicas las vinculaciones
de 15 altos funcionarios de gobierno, contando al Presidente de la República,
al Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, al Presidente del Tribunal
Supremo de Justicia y al Ministro de la Defensa, entre otros, con el
narcotráfico y lavado de dineros públicos, ofreciendo una recompensa multimillonaria
por la cabeza de estos.
El Gobierno de los Estados Unidos, decidió
realizar la operación anti narcóticos, más grande de la historia y
desplegó sus fuerzas navales en el Pacífico y el Mar Caribe (exactamente frente
a las costas venezolanas), debiéndose destacar la adhesión de otros países como
Francia, Inglaterra, representantes de la OTAN.
Para hoy, se cuentan por miles, los repatriados
por pérdida de trabajo, por no poder pagar alquiler en los países donde se
encontraban o sencillamente porque decidieron regresar ante esta amenaza
global.
Con este panorama sombrío y sin ningún tipo de
respuesta a cuándo finalizará la crisis, obligatoriamente nace una pregunta:
La fragilidad y volatilidad de la economía
venezolana, nos hacen inducir que a Venezuela la espera una de las peores
crisis económicas, vivida por país alguno, en donde lo actual no tendrá
comparación con lo que nos depara el futuro mediato o inmediato.
En algún momento la crisis del Coronavirus
finalizará y tendremos que regresar a nuestras labores diarias. Por desgracia,
la inflación vivida en estas semanas, producto del nerviosismo, del
acaparamiento o del canibalismo existente entre los venezolanos, harán más
voraz, más agresivo, este retorno y que solo ese futuro incierto impondrá las
nuevas bases para los negocios.
La falta de combustible o aún el suministro
oportuno, hará que los Estados fronterizos caigan en una crisis peor a la que vivíamos
hasta días antes de la Pandemia, ya que muchas personas viven del contrabando
de la gasolina y sus niveles de existencia se encuentran en cero.
Desgraciadamente, apostando a que los Estados
Unidos logré su objetivo, de salir de este Narco Estado, cualquier Junta de
Gobierno, Gobierno Transitorio, Presidente Transitorio o cualquier elemento que
sea el encargado de la Transición a la Democracia, no tendrá una varita mágica
que cambie el rumbo económico de nuestro amado país y debemos estar preparados
para esta realidad. El nuevo gobierno no podrá garantizar el suministro
inmediato y eficiente a todas las estaciones de servicio y si así fuera, esa
clase marginal (no por su poder adquisitivo ni lugar de habitación), vaciarán
cualquier cantidad de combustible que se asigne, con tal de seguir viviendo del
tráfico y venta de nuestra gasolina. El nuevo gobierno no podrá garantizar la
producción inmediata de todos los rubros alimenticios y de primera necesidad en
el país, así como tampoco podrá garantizar una salud de calidad o una educación
de primera y mucho menos acabar de buenas a primeras, con la institucionalización de la corrupción en todos los cuerpos de seguridad del país.
Después de la cuarentena, seguiremos siendo
venezolanos y Dios quiera y deba comerme mis palabras, pero no habremos
aprendido nada, así como no hemos aprendido de estos veinte años de Dictadura.
Aunque suene a cliché, el cambio no comienza
por cuanto tú dediques a enseñar o a criticar un modelo o un sistema. El cambio
eres Tú, el cambio comienza por ti.
Vicente Colmenares
Tovar
V-7.661.177