sábado, 8 de junio de 2019

Cuando un Gobierno calla, debemos exigir respuestas.

Venezuela, 25 de marzo de 2014 Señor Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Palacio Presidencial de Miraflores Su Despacho. Pensamiento “Cuando pienso en el poder político, pienso en el más efímero de los poderes, este envicia, envilece y se desvanece. Se gana para después perderlo y al perder, se gana el regreso a la libertad”.Vicente Colmenares. Llevo 15 largos días analizando la viabilidad de destinar estas letras a quien ostenta la cima del Poder Ejecutivo de mi país, invocando el artículo 51 de la Constitución Nacional y en mi condición de ciudadano venezolano, de copropietario de esta República y de elector libre de mis autoridades, lo cual me hace parte indivisible pero única del Poder Constituyente de la República Bolivariana de Venezuela, en los términos más responsables, respetuosos y críticos posibles. Considero que cualquier escrito que hoy surja de mente venezolana alguna, con respecto a la problemática nacional, obligatoriamente debe pasearse por las palabras del Presidente de Fedecámaras Jorge Roig: “Nuestro país no está bien, Presidente”. En 6 palabras, se evidencia la más profunda y sincera verdad que persona alguna le haya podido reseñar a Usted en su período presidencial. Nuestro país no está bien, Presidente. Es la frase que escuchamos en mil sinónimos diariamente, en cada rincón y en cada espacio público de Venezuela, es la crítica que de una y mil formas hacen los venezolanos desde que amanece, hasta que se acuestan y algunos más allá, en sus desvelos por la reinante inseguridad y/o ante todos los problemas que acarrea el acontecer diario. No conozco los Estados Unidos ni México, mi condición de trabajador y luchador de una clase media en decadencia, me mantienen muy ocupado, por lo que no me considero títere del Imperio ni fui adiestrado en México para desestabilizar a su gobierno. Represento a la mayoría de los hombres y mujeres, venezolanos y venezolanas que madrugan a diario para salir a bregar y poder llevar el sustento a sus hogares; bueno realmente para llevar a sus hogares, lo que con sacrificio, colas, percances y rabias logramos conseguir en los anaqueles. Vivimos el llamado siglo del desarrollo, atrás dejamos los tiempos de las invenciones, de la puesta a punto de la tecnología y nos adentramos al tiempo de cosechar la calidad de vida que nuestros antepasados sembraron. No hablo de Capitalismo Vs Socialismo, hablo de un sistema de vida colectivo, en donde todos tengamos acceso a una mejor forma de vida, a una forma que según los ingresos venezolanos, con respecto a su población y en comparación con el resto del mundo, deberíamos exhibir, entre uno de los primeros a nivel hemisférico y mundial, pero que sea tangible, no basado en tablas, proyecciones o análisis políticos. Sin embargo, Venezuela es noticia internacional por su inigualable tasa de inflación, la más alta del planeta. Pudiera yo, en beneficio de la duda, aceptar su teoría de la guerra económica, producida por un sector radical de la derecha nacional e internacional, pero cuando acudo a otros índices que me permitan entender el porque no hemos logrado ese anhelado desarrollo, me encuentro con niveles de inseguridad, corrupción, acceso a bienes y servicios, endeudamiento, capacidad de ahorro, entre otros, que desdicen de las políticas públicas aplicadas durante las consecutivas gestiones de esta revolución y que me hacen ciertamente dudar de la raíz de esta desviación económica. Nuestro país no está bien, Presidente. Yo, en el umbral de mi madurez plena, a mis 50 años, añoro esa Venezuela que no fue buena, a la que algunos denominan despectivamente “la IV República”, con su corrupción, vicios y problemas. Añoro ese país de gente sincera, trabajadora, echada pa´lante, amistosa, alegre, en donde la hermandad no era cuestión de familias, era cuestión de país, en donde medianamente funcionaban las cosas y al menos existía el espíritu de mejorar las que no servían. Hoy nos separa un enorme abismo político. Se sembró el odio del hombre por el hombre, el odio del pensamiento, el odio de una ideología que siendo de izquierda, alimenta en el político, el mismo espíritu vil y profano que en el de derecha, centro u otra que se deje corroer. En Venezuela se libra una batalla, entre jóvenes con un inmenso amor por su futuro y por su Patria, con una visión de país diferente a la suya, pero que debe ser respetada y aceptada, para poder llevarlos a una mesa de diálogo y de soluciones. Las promesas y las palabras no les bastan, perdieron la fe en estos mecanismos y quieren un compromiso serio; se enfrentan a otro grupo de jóvenes, estos en cumplimiento de órdenes, dadas por superiores que a su vez cumplen con líneas estratégicas del gobierno. Resultado: Usted tiene el trompo en la mano. Si cree que más muertos es la solución, la rebeldía estudiantil está presta para ofrendar su vida, la sociedad civil incluyéndome, estamos listos para ofrendar nuestras vidas. No es retórica, es el verdadero desprendimiento por el amor al futuro de los nuestros y la única e inquebrantable manera de hacerle saber que está usted equivocado en su visión. Pueden emplear los mecanismos políticos de infiltración, guerra psicológica, represión, tortura, carcel y solo se están exponiendo cada vez más ante las Leyes Internacionales. Aquí hay fundaciones, bases y estructura moral para rato, nuestros principios son indoblegables. Nuestro país no está bien, Presidente. Nos acercamos a una explosión social, la economía se encuentra debilitada, el costo de los productos subsidiados por el gobierno aumenta y esto repercute en otro año de inflación astronómica y aunque el aparato gubernamental logre disfrazarla, el pueblo lo percibe a diario y no va a entender razones, cuando su bolsillo y el bolsillo del gobierno no consigan ni la olla raspada. Allí no valdrá ni la guerra económica, ni el aumento en la población, ni ninguna otra excusa. La corrupción en todos los niveles del gobierno y la habilidad para no evidenciarla, solo deja abierta la puerta de la complicidad. Mientras los organismos del gobierno son diligentes y acuciosos para los casos en donde desean vincular a la oposición, son complacientes y moratorios para los sectores afectos. Es necesaria una pronta revisión en los Poderes del Estado y la designación de nuevas autoridades, que cumplan con sus funciones y que demuestren la transparencia necesaria para el funcionamiento del mismo. Es necesaria la implementación de una Contraloría de avanzada que logre determinar el cumplimiento o no de los deberes de cada venezolano, de cada sector, de cada grupo, de cada institución en el país. Se escudan en un golpe suave y continuado, en protestas con tinte político y sin fundamentos. Banalidades y conceptos superfluos, que a la vista del venezolano común ya no representan excusas, sino una patraña más, armada por quienes no quieren entender la realidad que vivimos y la inmensa crisis que se generó con el empleo errado de políticas públicas que no lograron resolver los problemas, sino que originaron más problemas. Basta con hablar en una panadería, abasto, farmacia o banco, con cualquier desconocido, para entender que esos conceptos prejuiciados no lograron la reacción popular que lograban en otros momentos. La seguridad, la salud, la educación, el transporte, la vivienda, entre otras, están viéndose seriamente afectadas por la forma en que conducen el país y en algún momento cercano, se harán insostenibles. Militares haciendo política, políticos haciendo de militares, en una clara, evidente y flagrante violación a la Constitución Nacional. Generales que olvidaron el apresto operacional y la seguridad territorial, para convertirse en filósofos de paradas y desfiles. El día que no escuchemos al final de la entrega del parte de asistentes, la frase “y profundamente chavistas”, supondremos que ese General no va pal´baile. No se si la oposición será nuevamente gobierno, asumo que si, confío en que si, apuesto a que si, lucho para que así sea. ¿Qué pasará entonces, con estas Fuerzas Armadas anti imperialistas, socialistas y profundamente chavistas? Tendrán que seguir a la orden de la defensa nacional, de eso no nos quepa la menor duda, pero ese odio por la oposición, creado y alimentado por este sistema, ¿cómo coexistirá con su Comando Natural? Son muchos nuestros problemas Presidente, el país no está bien, Presidente, delincuentes armados, cárceles con armamento de guerra en manos de reclusos, hospitales sin insumos, supermercados sin alimentos, escuelas sin maestros, tierras sin producción, gobierno sin divisas, grupos armados por el gobierno al margen de la ley, mafias sindicales, guerrilla, secuestros, droga; pero lo peor es que su lenguaje y acciones, en donde la lógica apunta hacia el diálogo, el entendimiento, la sindéresis y la tolerancia, siguen siendo retador, humillante, grotesco y autoritario. Dios quiera y esté equivocado en mi percepción, pero si el precipicio está al frente, un sector trata de advertirlo y el conductor, sin alusiones personales, se empeña en seguir adelante, nuestro trágico desenlace es el abismo y no porque nadie haya avistado el peligro. El cambio apunta hacia una nueva cultura del venezolano, una cultura de respeto, de aceptación y de tolerancia, una cultura de trabajo y de productividad, una cultura de compromiso con el desarrollo del país, de emprendimiento y de calidad. Mientras todo lo llevemos al terreno político y queramos aplastar al adversario en lugar de aceptarlo y hacerlo parte del problema y su solución, seguiremos en rumbo franco hacia ese precipicio. Este problema y estas protestas, por mucho se distanciaron de la política y de los políticos, es una cuestión de sentimiento colectivo, en donde confluyen todos los sectores, sin tintes ni marcas políticas. Que quieran enmarcarlas en “cuatro gatos” o “marchas de 900 personas”, demuestra su verdadero miedo de aceptar que son muchos quienes disienten de su gobierno. Yo no hablo de derrocamiento, golpe o renuncia, hablo de identificación con los problemas y la búsqueda de verdaderas soluciones, sean cual fueren, que pasen por manos de auténticos árbitros mediadores, que garanticen transparencia compromiso y resultados. Nuestro país no está bien, Presidente. Son tantos y tan diversos los problemas, que hace pocos días, ante una denuncia de su nacimiento en tierra colombiana y su subsecuente doble nacionalidad, ni Usted salió al paso a desmentirla, ni la oposición echo mano para fustigarlo. Razón suficiente para generar una verdadera crisis política nacional y pasó desapercibida. Dígame Usted, sino es lógico el razonamiento? Hasta tanto no se propicie un verdadero clima que derive en la apertura de un verdadero proceso de paz, evidenciándolo con hechos concretos como la liberación de nuestros presos políticos, incluida la libertad plena de nuestros estudiantes y nuestros líderes políticos, entre otros, considero que el clima de confrontación, angustia, muerte, dolor y mucha más protesta, va a seguir enquistándose en el país. Cada quien toma el lugar de su preferencia en la historia. Usted puede cambiar el sitio que le espera, para el recuerdo de futuras generaciones. Dicho esto, me siento en paz con mi conciencia y con mi pequeño aporte a mi país. Aún y cuando no aparezca registro ni en cita alguna (ya que no representa el objetivo de la presente), hoy acabo de hacer público, notorio y comunicacional, que me encuentro del lado de la razón, del lado de la verdad. Espero y estas líneas, lo lleven al menos a una respuesta hacia mi persona, del por qué existe un enorme grupo de venezolanos, que sin militancia política, sin lazos políticos, sin percibir dividendos de sus acciones diarias, luchan contra la debacle de la Patria, esa Patria de Bolívar, esa Patria de todos y cada uno de los venezolanos. Reflexión “La libertad es una condición intrínseca del hombre, nada alimenta más a la libertad que el respeto, el entendimiento y la tolerancia. La autodeterminación de los pueblos nace en la verdadera libertad. Llamar injerencista a quien viene a criticar y hermano a quien viene a apoyar, es irrespetar la disidencia e ir contra la libertad del adversario”. Con el más sincero respeto, pero en la evidencia plena de mi inconformidad con el rumbo de Venezuela, queda de Usted. Vicente Colmenares Tovar V-7.661.177

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