sábado, 8 de junio de 2019
Lealtad de perros y de militares
Lealtad de perros y de militares
En estos tiempos de profundas tribulaciones, en donde hasta la muerte ha sido politizada, bien valdría la pena hacer un alto total, en donde no solo el velocímetro marque cero, sino que el odómetro no varíe su medición, para hacer un análisis de la situación país. Vivir esta crisis y tan solo abogar por la restitución del Estado de Derecho, como si se tratara de la introducción de un pliego conflictivo sindical solicitando mejoras en la calidad de vida de los afiliados, sin hacer el verdadero estudio de los antecedentes que definieron y gestaron nuestro arribo a esta decadente situación, sería, lamentablemente, exponernos a la continuidad y/o profundización de la crisis en sí.
Exponer todos los factores que inciden y tratar de determinar el “momentum”, no es tarea fácil, pero considero que si hay una posible solución, al menos parcial, a fin de desacelerar esa masa política y frenar ese movimiento que nos lleva al precipicio.
No aceptar que un elevado grupo de venezolanos, hoy se encuentran hurgando entre la basura, para lograr conseguir comida; que hay un amplio sector de la población, luchando por adquirir medicinas a cualquier precio, pero que salven la vida de sus seres queridos, porque nuestras farmacias están vacías; que hay madres que no pueden alimentar a sus hijos con las tres comidas diarias; que todos los días en el país muere una gran cantidad de ciudadanos, a manos del hampa, sin sumar los casi cien jóvenes que han muerto luchando por un cambio político; que la inflación en Venezuela ha sido y sigue siendo la más alta del planeta, durante los últimos años; que los puertos venezolanos solo ven llegar tanquetas y camiones militares, mientras los stock de comida alcanzan sus niveles históricos más bajos; que nuestros muchachos hoy están egresando de las aulas de clase con una preparación académica muy baja, en comparación con la media de la región; que el salario devengado como justa compensación de nuestro trabajo diario, no alcanza para abastecer la despensa, mucho menos cumplir con el pago de los servicios básicos, ni en el mejor puesto con el mejor salario; que esos mismos servicios básicos que hoy no podemos pagar, se han ido deteriorando progresivamente por falta de mantenimiento e inversión; que los índices de corrupción del país están ubicados entre los mayores del mundo y sin una contraloría que logre establecer criterios de análisis que determinen las riquezas pasadas y presentes y que establezca modelos de castigo; entre muchísimos otros, es sencillamente negarnos la posibilidad de detener la debacle.
Ayer 23/06/2017, durante la transmisión televisada del acto de transmisión de mando del CEOFAN, de los cuatro componentes de la FANB y la milicia bolivariana (minúsculas ex profeso), logré escuchar la palabra “lealtad” en todos y cada uno de los uniformados que se dirigieron al Comandante en Jefe de la FAN, pero quienes en su gran mayoría expresaron lealtad hacia la persona que ocupa el cargo, en flagrante violación al artículo 328 de la CRBV, en donde reza entre otros aspectos “… En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…”, sin mencionar los slogan cotidianos de Chávez vive y de una FANB profundamente chavista.
El aparte anterior, lo escribo para hacer una interesante significación y símil, entre el pueblo uniformado y el pueblo sin uniforme. La primera es la complementación del uniforme como pate integral de la sociedad; no se trata de otro mundo, de otra sociedad o de un sector separado, la FAN es parte integral de la sociedad y a ella se debe. La segunda, que es la más importante, es que así como el Pueblo de Venezuela, según el artículo 347 de la CRBV, es el depositario del poder constituyente originario; la FAN es la depositaria de las armas de la República, las cuales juraron emplear en la defensa de la Patria, ante Dios, ante la Bandera y ante la propia Patria, indistintamente que la amenaza sea externa o interna, con la debida obediencia del artículo 328, ya señalado.
En esta preocupación de la lealtad expresada por estos uniformados a la persona y no a la majestuosidad del cargo de Presidente, decidí profundizar más mi conocimiento en cuanto al vocablo en sí, obteniendo de muchas fuentes, algo peculiar. En todos los diccionarios y fuentes consultadas, aparte del significado, se hace referencia casi que obligada, a la gratitud del perro a su amo o dueño. De allí que decidí el título del presente escrito.
Según la Real Academia Española, este es el concepto de lealtad:
“Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.
Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.”
Quisiera yo entender ese ambiguo significado de la “unión cívico – militar”, porque pareciera que ahí radica el meollo del asunto. Quien propició esta unión, manifestaba la necesidad de unir los esfuerzos del sector militar con los de la sociedad civil, incorporando el talento humano de los primeros, a la solución de los problemas y necesidades de los segundos. Como concepto o filosofía, raya en lo estrictamente social y considero una brillante fortaleza, en una sociedad. No obstante, en vez de afianzar ese juramento y esa lealtad hacia sus conciudadanos, la FAN ha ido migrando hacia una burbuja en donde su confort y sus prerrogativas, parecieran a todas luces, estar por encima de esas necesidades que obligaron el discurso y la puesta en marcha de la unión cívico – militar. Quien propició esta unión, manifestaba la necesidad de consolidar la unión de un pueblo sin uniforme, con ese sector del pueblo uniformado. Hoy el pueblo sigue siendo pueblo, solo que las calles, los barrios, los necesitados, que son la inmensa mayoría de los venezolanos, hablan de cambio de modelo, de transición, de democracia y de no querer una constituyente, pero ese pueblo en armas que dice defender a su pueblo sin uniforme, hoy solo obedece a un pequeño y cada vez más reducido sector político, enquistado en una cúpula corrupta y buscando perpetrarse en el poder.
El perro se debe a su dueño y de acuerdo a su formación, siempre estará presto a servir a los intereses del mismo. La lealtad la demostrará en cualquier momento y siempre estará vigilante a la protección de quienes le han brindado cobijo y comida. Es tan noble el amor del perro, que aún sin comida, mantiene su lealtad.
Solo faltaría definir, en donde tiene ubicada la FANB ese amor por su Patria, esos valores inculcados en su formación, esa unión cívico – militar, esa querencia de la tauromaquia, esa lealtad que tanto se pregona entre los labios, los dientes y la lengua y saber si solo es cuestión de verba o si traspasa hacia los hechos. Son ellos quienes hoy tienen la fuerza, en términos vectoriales, para establecer el “momentum” y detener la caída. Pero eso pasa por entender, que una ANC, ilegitima por demás (ya que no es convocada por el poder constituyente originario), solo va a resolver la permanencia de esa cúpula corrupta en el poder; que la seguridad, el abastecimiento, la salud, la educación, el deporte, la unión y la paz entre los venezolanos, las soluciones a nuestros problemas, no vienen dadas por nuevas leyes, sino por verdaderas políticas públicas que apunten en el sentido correcto; que la inmensa mayoría no quiere constituyente pero si quiere un cambio de modelo político. Si el perro muerde a su dueño por defender al vecino, algo muy grave pasó en estas dos décadas. Si la FAN se niega a esta realidad, algo muy grave pasó durante estas dos décadas. En tanto seguiremos en la lucha por abrir los ojos de quienes se niegan a ver la realidad.
Vicente Colmenares Tovar.
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