sábado, 8 de junio de 2019
Misiva a la Promoción ARV 1988
Señores
Promoción Armada 1.988
TN. Pedro Lucas Urribarrí
Presente.
Hoy, cuando no es ninguna fecha, onomástico, celebración, efeméride, la que nos convoca a una reflexión, quisiéramos comenzar nuestras palabras solicitando simplemente cordura, tolerancia y talante hasta el final de las mismas. Posiblemente ellas sirvan para dejar constancia de su lealtad a la Dictadura y como trampolín hacia la búsqueda de un segundo o tercer sol, según aplique, por lo que se estarían perdiendo de un festín para hacer gala de la nueva o moderna sociedad de cómplices y sapos de esa revolución tan vitoreada por ustedes.
Escribir al grueso del componente, al Almirantazgo, a los “Caballeros de Mar”, no aplica en este momento, ya que cada promoción tiene sus peculiaridades y particularidades, que la hacen única dentro de la Armada. De forma tal, que solo podemos hablar y con toda propiedad, a quienes un 11 de Agosto de 1.984, pisaron el edificio académico de la Escuela Naval de Venezuela (ENV), con el fin de consignar sus últimos documentos y comenzar la gloriosa carrera de las armas. Fecha esta que marcó el nacimiento de una hermandad, hermandad que aún se mantiene entre algunos (muchos) miembros en la honrosa situación de retiro y de la cual estamos seguros que no existe entre los almirantes de esta singular promoción, ya que entre ellos reina esa misma sociedad a la que hacíamos referencia anteriormente y en donde los sapos y cómplices son quienes logran adjudicarse los méritos. 11 de Agosto en donde fuimos infiltrados por cadetes superiores que aparentaban no poseer las virtudes, habilidades y destrezas para ingresar a nuestra Alma Mater y de esta manera tantear nuestra firme convicción ética y moral, sin saber que los disfraces abundaban y ya estaban en esa fila de cadetes aspirantes.
¿A quienes esperan ustedes engañar? ¿A sus esposas, a sus padres, a sus hijos? Estos últimos son los herederos de su deshonor y el resto son los cómplices de sus fechorías. ¿Acaso pueden engañar a sus compañeros de promoción? Nunca, esos jóvenes que un día los visitaron y que ustedes visitaron, esos que conocieron sus carencias, las carencias de muchos, sus capacidades, sus virtudes y también sus defectos, están hoy mucho más claros que los ciegos que se tapan los ojos para comer al lado de quienes irrespetan el uniforme.
No podemos culpar a la sociedad en su esencia, mucho menos a la formación que nos impartieron en las aulas de la ENV. Sería bochornoso, falso y repudiable, responsabilizar a una sociedad con valores, la cual nos formó integralmente, ni a una institución que supo mantener esos valores y profundizarlos en esos inolvidables cuatro (04) años de carrera universitaria y castrense. La culpa está en ustedes, en haber permitido que los antivalores y la corrupción se apoderaran de su integridad, si es que existió en algún momento.
Aprovecharse de la situación país para sus beneficios personales, creer que la ley solo alcanzará a las cabezas visibles de este gran problema, mantenerse al margen de la situación con un enorme sector de la población reclamando el respeto a la Constitución Nacional, es tan deleznable, como la violación flagrante de las leyes. Por la inacción, la justicia en algún momento tocará a sus puertas y solicitará acciones concretas que debieron haberse tomado.
En todo caso, luego de esta corta introducción, pasamos a expresar nuestro verdadero sentimiento, en función de las actuales circunstancias por las que atraviesa la Patria, esa Patria que nos formó, esa Patria que nos cobijó, la misma que hoy se encuentra en terapia intensiva víctima del saqueo y del vandalismo de quienes con falsas promesas pero con un claro objetivo, vendieron la República. Basta con salir a la calle y atender objetivamente lo que sucede, para darse cuenta de la situación anárquica que vive Venezuela, las leyes no se respetan, el malandro es el jefe y el académico el empleado, los servicios básicos heredados de aquella cuarta república, son los que hoy, con muchas deficiencias y sin mantenimiento, dan respuesta al pueblo, tenemos la inflación más alta del planeta, los índices de criminalidad más acentuados de la región, la economía más decadente, escasez de alimentos y medicinas, pobreza extrema, pero lo más notorio, un cuerpo de almirantes viciado y corrompido por el poder. Lean la Constitución Nacional vigente. Háganlo antes de que eventualmente sea modificada, mañana quizá sea sencillo esconderse en su nuevo texto, pero hoy están ustedes transgrediendo la ley y esa ley en algún momento os reclamará y os lo demandará, porque ante ella, ante el Pabellón Nacional y ante la Patria juraron. Más aún, el texto constitucional se los demanda en sus artículos 1, 5, 7, 328, 333 y 350.
La política es materia compleja para quienes están acostumbrados a las normas y su cumplimiento, en ella no hay reservas morales ni líneas de acción, la lucha del poder por el poder representa los más bajos instintos del ser humano. Dejarse arrastrar por la política representa, en vuestro caso, el peor error. Los políticos pronto saldrán de todo este ciclo de perversidades, malversaciones y corrupción, pero la Fuerza Armada Nacional, la Institución Armada, esa que nos formó, esa que vio pasar tanto talento humano, tanta mente brillante, quedará afectada por la insensatez de quienes estuvieron llamados a mantener los pilares fundamentales de la misma. Tomar bandera, asumir una posición política dentro de la institución, es traicionar la Constitución Nacional, es un acto contrario a nuestros principios, es ir en contra del pueblo soberano, ese pueblo garante de la democracia y Comandante en Jefe de origen de la Fuerza Armada Nacional. El día de mañana, los políticos negociarán y ustedes serán los grandes y únicos responsables de la abolición de esa gloriosa institución. Esperemos que exista una transición pacífica y que la corrupción no siga carcomiendo lo poco que queda en pie.
De forma tal, señores activos de la promoción 1.988, que nuestra conclusión, es que deben ustedes encontrarse en una especie de sala de enfermos mentales y con camisa de fuerza, porque alguien en su sano juicio y sin esta prenda que lo ate, ya hubiese tomado medidas al respecto. Solo nos restaría una deducción lógica: ¿Sería que cambiaron ustedes los dos soles, por las dos bolas?
No nos vengan con el cuento aquel de la guerra económica, porque esto no fue escrito por analfabetas ni para analfabetas.
No nos vengan ustedes con el cuento del antiimperialismo, porque el placer de todo chavista es tener su familia, sus propiedades y sus “haberes financieros”, en el imperio.
No nos vengan con el fascismo, porque estos 18 años de segregación racial, cultural, social y político, demuestran que son ustedes peor que los nazis y que quienes practicaron el apartheid sudafricano.
Son Ustedes los llamados a salvar la Patria y demostrar que estábamos equivocados en nuestra apreciación. La Patria os premiará.
Dios, Patria y Familia.
Colmenares Tovar, Vicente
Suarez Guerrero, Jesús
NOTA AL MARGEN:
Este correo está siendo enviado, por las redes sociales, a un gran número de Oficiales en situación de retiro. Hoy no es día de pensar en nuestros negocios, en nuestras viejas o perennes amistades, en lo que dirán o en lo que nos harán. Es la hora de la Patria y a nombre de ella los llamamos para que se sumen a esta iniciativa, con sus respectivas promociones, haciendo los cambios que consideren pertinentes.
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