jueves, 24 de septiembre de 2020

EL EXAMEN FINAL

 


    Una realidad ineludible, en todo ser humano, es la muerte. Nos enfrentamos al final, desde el mismo momento de la concepción. El ser humano puede morir por un aborto, antes de su nacimiento, entendiendo todos los tipos de aborto que en este momento, mis amigos, mis lectores todos, estén pensando; puede morir al nacer; en su etapa de infante o adolescente; en su adultez o como es parte de la naturaleza, durante su vejez. Pero es algo que estará acompañándonos a cada segundo de nuestras vidas, bien sea en sana paz o con toda una carga de pesares en nuestros hombros. 
    Lo que sí es inobjetable, es que para leer estas líneas, procesar su información y entender el mensaje, es necesaria la madurez y la conciencia lógica de la vida y de la muerte, de nuestra existencia y de lo que acompaña a nuestra presencia en este plano terrenal. Durante nuestra travesía por los mares de la vida, vamos dejando la estela de nuestro viaje, esa misma estela que dejan los barcos cuando surcan las aguas, con las mismas vicisitudes del trayecto, tendremos un mar calmado a ratos y en otros momentos un fuerte oleaje y hasta tormentas eléctricas, un cielo azul o un cielo encapotado, una noche de estrellas, con luna o sin ella, o con nubarrones, pero con una sola y enorme diferencia, el capitán, la tripulación y el barco, somos cada uno de nosotros, cual Santísima Trinidad y somos dueños del puerto de llegada.
    Voy a hacer referencia a algunos cortos párrafos, que durante años, he venido guindando en las redes sociales, para explicar más al detalle, lo que les quiero significar en el presente escrito:
    1.- “Existe una mala teoría, en mi concepto, la cual nos quiere hacer ver que el fracaso es el camino del éxito, que hay que aprender a levantarse y seguir adelante ante las adversidades.
    Mi criterio particular, es que debemos enseñar a nuestros hijos y semejantes, a ser ganadores, a nunca caer, a ser competitivos.
    La derrota debemos mostrarla como algo inusual, de la cual obviamente, debemos aprender y vencer”.
    Desconozco la razón por la cual, muchos escritores, filósofos, compositores, cantantes y poetas, le cantan y le escriben al fracaso, como el camino al éxito, hablan de caer para aprender a levantarse, cuando la realidad es diametralmente opuesta y esos son los valores que debemos inculcar. Me pregunto yo: ¿A quién contratarían ustedes, en su empresa, al graduado con honores, que finalizó su carrera en tiempo record, con calificaciones inmejorables y que dejó un legado a sus sucesores, en su trabajo de grado, o a quien tardó tres veces el tiempo para graduarse, dio mal ejemplo a sus compañeros y su promedio fue el mínimo requerido?; ¿A quién llevarían a jugar en su equipo, si quieren ser ganadores, al talento juvenil que ha batido todas las marcas y los tiempos, que es disciplinado, puntual y buen compañero, o al joven que tiene una carrera opaca, indisciplinado y problemático? Preguntas como estas, hay muchas, sería cuestión de que cada uno de ustedes se las haga y obtendrán, creo yo, la misma respuesta que estoy buscando en ustedes.
    El éxito debe mostrarse como el único camino, como el premio a quienes hicieron méritos para estar en el escalafón de ganadores, a quienes tuvieron la disciplina y la constancia de hacer las cosas bien. ¿Qué en algún momento van a surgir imprevistos? Por supuesto que sí, pero las caídas deben ser algo atípico, inusual y deben ser tomadas como una lección aprendida, que jamás debemos repetir.
    Creemos que la crianza de nuestros hijos se basa en la amistad y la tolerancia y hemos llegado a mal interpretar el significado de ambas acciones, hasta el punto que nos volvemos permisivos y alcahuetes, sin medir las consecuencias futuras, o tal vez por la comodidad de no involucrarnos, vigilar, hacer seguimiento, supervisar, el día a día de quienes nos deberán parte de sus éxitos.
    2.- “Pasar por la vida, como si fuera un pasillo en donde el extremo final es la muerte, sin asomarte por sus hermosos ventanales, sin salir a sus preciosos balcones, sin respirar sus maravillosas esencias, sencillamente es no haberla vivido, es no haber disfrutado el recorrido.
    La vida es mucho más que un pasillo".
    Hay seres humanos que no hacen nada más allá de lo necesario, ni en su casa, ni en la pareja, ni en el trabajo, ni en el deporte, ni en ninguna actividad en donde se vea involucrado. Sencillamente escogen ser neutros y esa neutralidad los lleva a ser gris, a no ser tomados en cuenta, a ser relegados, porque aquellos que se destacan, que colaboran, que son buenos, siempre serán a quienes elijan de primeros, para encabezar cualquier actividad o programa que debamos cumplir.
    Así como en el aspecto anterior, hablé de la formación de los padres, ahora debo hablar de la auto disciplina. El hecho de que mis padres no tengan la paciencia o la sapiencia para encaminarme hacia la ruta del triunfo, no representa el fracaso en si mismo. Cada ser humano debe prepararse, formarse, buscar mecanismos y herramientas que le permitan ser útil y en esa utilidad, ser el mejor. Se trata de hacerlo y hacerlo bien.
    Hace poco tiempo, un amigo, con motivo de la presentación de un nuevo libro al mercado de la literatura, me solicitó que escribiera algunas palabras para la autora de la obra, Alejandra Alonzo, titulada "Conócete, enfócate y transfórmate". Como respuesta, escribí:
    3.- "Nacemos solos y morimos solos. La única excepción a esa verdad, luego de haberla analizado por muchos ángulos diferentes, es el nacimiento del siamés o deberíamos decir, de los siameses?
    Vamos recorriendo el maravilloso mundo y desarrollando una vida propia, no es un pasillo en donde inicia con el nacer y finaliza con el morir, la vida, la individual, la de cada uno de nosotros, nos presenta en ese pasillo, también individual, los más variados salones, balcones, campos sin labrar, entre otros, para que decidamos que hacer y como hacerlo, pero en el ocaso de esa vida, en los últimos metros de ese pasillo, irremediablemente debemos rendir cuentas.
    Soy católico, no muy practicante, pero si de fe y confío en que mis cuentas están claras, pero si la vida eterna fuese solo mitología, esas cuentas, ese balance, lo vas a hacer introspectivamente, no morirás sin hacerte tu autoevaluación y nada más hiriente, que salir reprobado en tu propio examen".
    Al final de la jornada, cada quien debe haberse hecho su evaluación y quizá ante la gente, se vea como un triunfador, pero cada quien estará en posesión de su resultado, porque podremos engañar a muchos, pero jamás a nosotros mismos. Comencé mi escrito con el nacimiento y lo terminé en el examen final, más el camino que existe entre el uno y el otro, solo te pertenece a tí. Millones de barcos podrán trazar la misma ruta, pero cada uno describirá una derrota (trayecto) diferente. Podrá haber fuertes corrientes, vientos y hasta la distracción del timonel, pero somos dueños de nuestro destino, somos capaces de vencer cualquier obstáculo, cualquier adversidad.
    Estamos en medio de una crisis mundial, para quienes vivimos en Venezuela, estamos en medio de una hiper mega crisis, pero detenernos no es una opción. Nuestro emprendimiento, nuestra voluntad y entusiasmo, marcarán la diferencia.
    Es aquí el punto, en donde finaliza mi escrito del día de hoy y en donde finalizará el recorrido de cada uno de ustedes. La muerte es una consecuencia de la vida, pero la vida es la sumatoria de las vicisitudes de nuestra existencia y nada mejor que sentirse en paz con uno mismo, que al final de ese recorrido, podamos anunciar a nuestros semejantes, que esa suma nos da en verde, que nos da en positivo. Nada nos obliga a tomar atajos, a salirnos de lo legal, a dañar a nuestros semejantes. Si al final del camino, tu sumatoria está en rojo, no busques culpables, solo mira al espejo.

Vicente Colmenares Tovar
V-7.661.177

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