miércoles, 30 de septiembre de 2020

HAZAÑAS DE PASIÓN EN CUARENTENA



    Hace poco más de tres semanas, recibí una invitación, para participar en el Premio anual transgenérico de literatura, patrocinado por la Cultura Urbana. A pesar de haber hecho mi mejor esfuerzo, pero en vista de que no me iba a dar tiempo de armar setenta cuartillas (el concurso comenzó el 6 de julio y finalizaba el 25 de septiembre), decidí hacerles llegar, por capítulos, las diferentes hazañas de esta cuarentena, narración que se basa en personajes y hechos ficticios, que muy fácilmente pueden estar ocurriendo en cualquier rincón del país y por qué no, del planeta. Espero que sea de su agrado.

Don Aquilino Morales
    Don Aquilino Morales, nacido y criado en el Cobre, Municipio José María Vargas del Estado Táchira, acaba de cumplir los 88 años de edad, desde que dejó el trabajo de agricultor, al cual se dedicó desde los 10 y hasta los 72 años, sale todas las mañanas a la Plaza de su pueblo. En ella confluyen las vidas religiosa, militar, política, económica, académica, entre otras, de ese singular pueblo. Luego de desayunar, con su acostumbrado caldo de papas, su arepita y su café, hechos en la cocina de estufa, se pone su sombrero, toma su pipa y su bastón y baja una cuadra a esa plaza.
    El Cobre es un pueblo ubicado en un valle, en la vía entre el Páramo del Zumbador y La Grita, rodeado de hermosas montañas, en donde no se encuentra ni un metro sin labrar, ajo, zanahoria, papa, cebolla, cebollín, repollo y muchos más, son cosechados en esas majestuosas montañas, sin mencionar la maravilla turística que representan sus casas, algunas de barro, que se mantienen de pie. A la salida del Cobre y como a 10 minutos de carretera hacia La Grita, se encuentra el Parque de Angostura, un lugar a la orilla de la quebrada y en donde se desarrollaron los acontecimientos de la Batalla de Angostura en 1.813.


    A Don Aquilino le gusta hablar de historia, de sus vivencias en aquella tierra. En otros tiempos, se reunía con sus amigos, pero la gran mayoría ya se encuentran muertos y ahora se reúne con personas mucho menores que él, pero que quieren escuchar sus cuentos. Llega muy temprano, sale de su casa y ese pequeño recorrido, con aquella brisa fría de la mañana, lo llena de ánimo, se sienta en un banco, por lo general dando la espalda a la iglesia, desde donde se pueden apreciar las hermosas montañas, saca su pipa del bolsillo de su paltó, la llena con la picadura de tabaco y la enciende con un f'ósforo, nunca ha querido usar yesquero. Se pierde en sus pensamientos, hasta que alguien con deseos de conversar, se le acerca y comienzan a charlar. Esa rutina diaria lo mantiene activo, no se quiere quedar en su casa, siempre dice que mientras tenga algo de salud, saldrá a pasear por su pueblo. Es viudo, su esposa murió hace más de diez años y ahora, en su casa, vive la hija menor con su familia.
    Hace poco más de un mes que comenzó la cuarentena y su hija le explicó que los ancianos eran los más afectados por un virus que andaba regado en todo el mundo y que no podía salir, que todo el mundo debería quedarse en su casa. Aquilino, de mala gana había permanecido ese mes en la casa, veía las noticias, alimentaba a los animales, pero ya no tenía fuerzas para labrar y su único entretenimiento era la plaza. Le comentaba a su yerno, que su padre siempre le contaba lo de la fiebre española y que eso si había sido grave, que hoy en día, con tantos descubrimientos, ese virus pasaría muy rápido.
    Pasó otra semana y el semblante de Aquilino comenzó a cambiar, un profundo sentimiento de tristeza lo embargaba, pero nadie se daba cuenta y si lo hacían, permanecían callados, para que él no saliera de aquella casa, que ahora era una cárcel. No se habían completado las seis semanas de cuarentena, cuando Don Aquilino decidió ir a visitar la plaza. Aunque fuera él solo, sin más nadie en aquel lugar, quería disfrutar una vez más de su pipa y sus montañas. Se levantó a la misma hora de siempre, rezó el acostumbrado Padre Nuestro y el Ave María y salió de su cuarto, su hija estaba preparando la comida y a él le gustaba cepillar sus dientes, aquellos que depositaba en un vaso por las noches, en la batea afuera de la casa. Sin que su hija lo notara, sacó su paltó, su bastón y su sombrero y los dejó a un lado de aquella batea. Cepilló aquellas dentaduras, se las puso, enjuagó su boca y entró a la cocina, ya estaban sirviendo su desayuno y se sentó a comer. Le dijo a su hija que había dormido mal la noche anterior y que posiblemente dormiría otro rato. La hija preocupada, le preguntó cómo se sentía y tomó su temperatura en su frente y su garganta, con el revés de su mano. Aquilino le dijo que no se preocupara, que solo se trataba de falta de sueño, que ahora dormía mucho de día y que en las noches se despertaba y no podía dormir.
    Tomó su desayuno, escuchó unos minutos las noticias y entró nuevamente a su cuarto, algunas cobijas, almohadas y ropa, le sirvieron de camuflaje para aparentar que dormía y las arropó con otra cobija. Esperó que su hija entrara al cuarto de los niños y sigilosamente salió por la puerta de atrás, tomó su sombrero, su bastón y su paltó, improvisó un tapabocas con un pañuelo y se dirigió feliz a aquella plaza. Al llegar a la plaza, fue recibido por algunos amigos, todos con tapabocas, quienes le preguntaron por su salud y que estaban preocupados de no haberlo visto más. Encendió su pipa y dio rienda suelta a una larga conversación con sus amistades.
    Tres horas después, apareció su hija con su esposo, muy preocupados, al entrar a su cuarto para ver como seguía, se encontraron con aquel muñeco de telas durmiendo en su cama. Don Aquilino, sonrió y se despidió de sus amigos, luego les explicó a su hija y su yerno, sobre el gran sentimiento que lo embargaba y la necesidad de ir a aquella plaza, aunque le costara la vida.
    Don Aquilino va tres y hasta cuatro veces por semana a la plaza, usa alcohol en sus manos, su tapabocas y al llegar, se lava las manos con abundante jabón. Se ha convertido en la leyenda del Cobre, a sus ochenta y ocho años de edad y está más feliz que nunca.

    El virus, la cuarentena, la muerte misma, no son obstáculos para la pasión, para el apasionado. Te reinventas, buscas soluciones, creas oportunidades, pero el objetivo debe ser logrado y superado a cada instante. El no hacerlo, el no intentarlo, te saca de la categoría de los apasionados, te baja al nivel en donde no quieres estar, al de quienes ven pasar la vida y se conforman con lo que ven, con lo que les llega, con lo que les cae, con lo que les dan y no buscan más allá de eso.


Vicente Colmenares Tovar
V-7.661.177

13 comentarios:

  1. De Aquilinos está lleno el mundo. Gracias a Dios. Muy linda la historia.

    ResponderEliminar
  2. De apasionados está lleno el mundo.
    Gracias por la lectura.

    ResponderEliminar
  3. Oremos a Dios por más Aquilinos en esta tierra...

    ResponderEliminar
  4. Amén hermano querido.
    Si los hay, cada uno en un área, en una actividad, en un entorno diferente, pero Aquilinos hay muchos, algunos con una buena cámara, dejando constancia fiel de la realidad de nuestro país.
    Un fuerte abrazo y gracias por la lectura.

    ResponderEliminar
  5. Hermano, Aquilino Morales está en cordero, llanitos,a pesar de la edad, puede ser vicente, Enrique pero definitivamente existe y es muy muy andino. Felicidades

    ResponderEliminar
  6. Así mismo es hermano. Cualquiera de quienes somos apasionados con la vida, podemos ser Don Aquilino.
    La edad, la actividad, el pueblo, son meros adornos del escrito, el verdadero sentimiento está en la pasión a lo que nos gusta hacer.
    En poco tiempo, habrá más personajes apasionados.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Aquilino, el nombre huele a pueblo, a un abuelo bonachón con miles de historias que contar. El hombre de la plaza, el hombre de la pipa o el hombre de las mil historias. No sabes cuanto disfrutaría una buena conversa con Aquilino, con un buen café cerrero endulzado con panela. A los aquilinos debemos cuidarlos, debemos aprender sus historias y plasmarlas, son un legado de nuestra historia.
    Gracias Vicente por presentarnos a Aquilino, le
    Envió mil bendiciones y pediré a Dios y al Santo Cristo de la Grita que lo conserve sano por muchísimos años.

    ResponderEliminar
  8. Aquilino, el nombre huele a pueblo, a un abuelo bonachón con miles de historias que contar. El hombre de la plaza, el hombre de la pipa o el hombre de las mil historias. No sabes cuanto disfrutaría una buena conversa con Aquilino, con un buen café cerrero endulzado con panela. A los aquilinos debemos cuidarlos, debemos aprender sus historias y plasmarlas, son un legado de nuestra historia.
    Gracias Vicente por presentarnos a Aquilino, le
    Envió mil bendiciones y pediré a Dios y al Santo Cristo de la Grita que lo conserve sano por muchísimos años.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente hermano, Aquilino es un nombre de pueblo y es un nombre recio. Aquilino representa la pasión en la tercera edad, en el campo, en lo cotidiano. Esa pasión que nace y muere con nosotros.
      Gracias por la lectura y un fuerte abrazo.

      Eliminar
  9. El virus, la cuarentena, la muerte misma, no son obstáculos para la pasión, para el apasionado. Te reinventas, buscas soluciones, creas oportunidades, gracias señor Vicente 👏🏻👏🏻

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre habrá mil maneras de brillar, de salir adelante. Sin voluntad, dejamos pasar las mil maneras y ni las percibiremos, con voluntad, solo hará falta una oportunidad y la aprovecharemos al máximo.
      Muchas gracias por la lectura Lisandra.

      Eliminar
  10. Excelente escrito, te transporta al lugar y los acontecimientos.. Muchas Gracias por compartirlo..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un nombre ficticio, de una historia posible, en un escenario real.
      Todos quienes hemos visitado esos parajes, nos sentimos identificados.
      Gracias por la lectura y que Dios me lo bendiga.

      Eliminar

LAS REMESAS ROJAS

  Un dinero con poco esfuerzo     Hace algunos años, quizá más de los que estoy dispuesto a aceptar, Venezuela entera madrugaba. A las 4 am ...