sábado, 8 de junio de 2019

Amores de Cincuentones

Con mi ingreso a la sexalescencia, uno de los aspectos que más me preocupaba, era como cambia el hombre en el transcurrir de los años, con respecto al corazón, a los sentimientos, al romance, al idilio, a la aventura bonita. Había un problema primordial, conocer a la mujer que lograra despertar todas esas emociones en mí. Habrá quien piense ¿Por qué ha de conocer a otra mujer, si ya tiene una compañera a su lado? Muchos hablarán y criticarán, sin responderse estas preguntas: ¿Acaso no es esa persona, la dueña de tu rutina? ¿No es quien tiene a tu lado, quizá más tiempo que todos? Pues a veces nos convertimos en hipócritas y mentirosos y negamos que esa relación se haya convertido en una amistad rutinaria, en donde ya no hay ni peleas que finalicen en amorosas reconciliaciones ni momentos que la orienten hacia el coqueteo y el galanteo de otros tiempos. Siempre he sido de la tesis que el corazón es joven mientras el espíritu sea joven y algo que mantiene el espíritu joven es la aventura, el romance y el amor. 
Hace poco, por no visitar infructuosamente el pasado, me reencontré con una bella mujer. Vale aclarar que desde el primer momento en que la vi, cerca de 10 años, me cautivó y debo ser claro que en principio, por cuatro aspectos fundamentales, sus hermosos ojos, un color de esos que te hacen dudar al querer describirlos, un verde que se torna gris, un gris que parece violeta, un violeta que se hace hermoso en cada parpadear; unos labios perfectos, dignos de una miss, envidia de las actrices de Hollywood, excitantes e incitantes como ningunos; Un coqueteo de hembra, porque hay que diferenciar entre las mujeres normales mortales y las hembras, una forma de manejarse única, graciosa, diferente, firme y segura; por último, un vestido verde agua con flores colores pasteles, una tela suave, delicada que caía y dejaba ver su figura, en cualquier ropa se ve hermosa, pero en ese vestido cautiva. Reencontrarme con esa preciosa mujer, significó el inicio del título del presente escrito. No pude más que dispensarle un piropo en público, luego de haber pasado más de 5 años sin verla. Ella, su belleza, su clase, se lo merecía y se lo sigue mereciendo. 
Lilian Damarys Gélvez Alvarado

A unas semanas de este reencuentro, puedo dar fe que “el amor de cincuentones” es tan emocionante como el de los adolescentes, jóvenes y adultos, que la esencia del romance no se pierde, que el deseo permanece vivo en el ser humano, que la chispa de la aventura bonita no se apaga. Desconozco si está influenciado por mi descripción de la mujer que lo originó, por su inteligencia y su divino juego de amor, lo que sí puedo asegurar, es que hoy me encuentro flechado, es que hoy estoy jugando al romance, anotándome en una posibilidad de un nuevo y maravilloso sentimiento. 
Quizá otros piensen en estos momentos en la infidelidad y quieran establecer un patrón moral universal. Yo no voy a analizar la teología y las razones de la monogamia, tampoco voy a tildar de errados a los impulsores de los valores, principios y normas de convivencia, pero si voy a resumir mi experiencia de poco más de 50 años de vida en una frase: “Las olas son a la orilla, como el romance al corazón, cada una acaricia de manera distinta, pero con la misma pasión”. Hay quienes en una dieta, se comen una buena torta; hay quienes en una enfermedad, omiten la prescripción; quienes van en el rumbo equivocado, conociendo el verdadero camino. Esas pudieran ser conductas infieles, pero nadie las marca o las critica. Acaso el principio del amor no es amar al prójimo como a nosotros mismos, pues por el amor que a mí me debo, creo que no me puedo permitir darle la espalda a algo tan maravilloso. 
Hay conductas que marcan, hay personas que no se olvidan, hay momentos que permanecen marcados en tu vida, el asunto es cuando todo ocurre en unos pocos días, es digno de sentarse a entender que no es solo un momento, que no se trata de una experiencia más, que se trata de algo único, hermoso, merecedor de vivirlo y disfrutarlo. 
Desconozco si este episodio de nuestras vidas va a arribar a un bello puerto, lo que si estoy convencido, es que me ha resultado un espléndido juego, un juego que muy pocas veces había tenido la oportunidad de jugar. Una bella mujer me ha brindado la oportunidad de conocer la traducción de la letra de “La Donna E Mobile”, me ha hecho cambiar mi post en el What App, para colocar “Quien no sabe a dónde va, cualquier autobús le sirve”, me tiene en un suspenso diario por adivinar si le gusto o no, si tengo alguna oportunidad o no, si mis sentimientos son correspondidos. Mientras tanto, agradezco haber conocido esos “amores de cincuentones”. Gracias por existir mujer hermosa.

NOTA AL MARGEN:
Este escrito fue subido al blog de origen, el 20 de noviembre de 2018, sin embargo había sido escrito en marzo de ese año. Hoy, luego de unos meses de mucho galanteo, vivo desde hace 9 meses con Lia.
Navidad del año 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LAS REMESAS ROJAS

  Un dinero con poco esfuerzo     Hace algunos años, quizá más de los que estoy dispuesto a aceptar, Venezuela entera madrugaba. A las 4 am ...