sábado, 8 de junio de 2019

Caraqueños, tus hermanos claman

Muchas salidas se han planteado a la crisis en Venezuela, muchas han sido las protestas, las marchas, los muertos y la sangre derramada en estos 20 años, sangre que por cierto se derrama desde la Independencia y a la cual debemos el color rojo de nuestra bandera. Una bandera, símbolo de unión, de patria, de país libre, al cual lo preceden el amarillo de nuestras riquezas, esas riquezas que deberían soportar la carga económica de un país pujante, desarrollado, primer mundista, pero que hoy ni sabemos si nuestras reservas son amarillas como su oro y como esa bandera, o marrón como la gran plasta que ha puesto este gobierno, y el azul de mar que hoy sirve para la huida de algunos al caribe y de puente para la mayor autopista de droga del mundo. Quizá no hemos estado a la altura del compromiso, quizá nuestro amor patrio, nuestro sentido de pertenencia, nuestra tradición de hombres libres no haya sido arraigada y heredada en la proporción que necesitamos para hacer frente al momento, pero de algo debemos partir, a algo nos debemos aferrar, algo tenemos que hacer. La bandera como símbolo patrio, está acompañada por ese maltratado escudo, el cual ya olvidamos alabar y por ese himno nacional que invoca tantas frases celebres, entusiastas e impulsadoras, pero que en cualquier momento serán relegados por nuevos símbolos y no tendremos la fortaleza para mantenerlos vigentes. Dónde quedaron el "Gloria al Bravo Pueblo", "Abajo cadenas" y la más importante, "Seguid el ejemplo que Caracas dio"?. Muchas teorías apuntan que cuando los cerros caraqueños bajen, la usurpación cesará. Pero creo que el caraqueño de a pie, no ha interpretado el momento político y simplemente se ha dejado llevar. Nací en Caracas y a pesar de que no quiero usar la primera persona, hoy me siento gocho por naturaleza, porque no logro identificarme con ese sentimiento indiferente del capitalino. Mis disculpas a los luchadores, a los protestantes, me refiero al caraqueño en general, al habitante de esa gran metrópolis que hoy más que nunca necesitamos en las calles. A ellos les mando un mensaje corto, con un espejo directo a sus ojos, para que revelen y develen su futuro inmediato. En el Táchira, al igual que en la mayoría de los Estados Occidentales, al igual que en la mayoría de los Estados Orientales, al igual que en los Estados del Sur, no vivimos la misma rutina que Ustedes. Los gochos, los andinos, quienes labramos la tierra y cosechamos la comida de casi todo el país, tenemos mas de 10 años con cortes eléctricos, mas de 8 años con un chip de gasolina que no ha frenado el contrabando del combustible ni ha mermado las enormes colas para surtirla, más de 10 años con problemas de agua, sin efectivo, sin pasta, arroz, harina de maiz, ni muchos otros rubros. Una situación para la cual no hay calificativo, porque superó al caos y a la anarquía. Somos Venezolanos al igual que ustedes, somos coterráneos de la Patria de Bolívar, otro caraqueño hoy secuestrado por la revolución, somos gente honesta, trabajadora, emprendedora, con ánimos y deseos de superación, de hacer de Venezuela el país que merecemos, por sus bellezas naturales, sus riquezas, su fertilidad y su enorme potencial humano, pero que hoy, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros vecinos, deambulan en el mundo, como desplazados de esta Dictadura. A Caracas se le ha cantado, a Caracas se le ha homenajeado, es Caracas la gema central, es Caracas la única nombrada en el himno. Pues hoy llamo a Caracas, a esos caraqueños de a pie, a que hagan honor a todos esos atributos de la historia. Les aseguro que el país los acompaña, les aseguro que el país entero los respalda, les aseguro que el país entero los emulará, pero necesitamos que sean ustedes en ese epicentro de poder, quienes den el paso hacia la nueva Libertad. Caracas, caraqueños, hoy vuestros hermanos claman por la solidaridad, por la lucha, por la LIBERTAD. Desde las tierras andinas, un venezolano de corazón.

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