jueves, 13 de junio de 2019

Visión de una Política Integral


La política venezolana, vista como debe ser en estos tiempos, en los cuales recrudece en el mundo el totalitarismo vestido de modelo político social, debe analizarse en un contexto en donde se integren el pensamiento militar, el descontento hacia los modelos clásicos y fracasados latinoamericanos y una filosofía mesiánica introducida a través de un modelo grotesco de culto a la personalidad. Vistos por separado, cada uno tiene un matiz que incide en lo que hoy se vive en Venezuela. Primero que nada es bueno aclarar, que el pensamiento militar no acepta críticas, avanza hacia la consecución de un objetivo, desplaza a quien haya que desplazar y destruye a quien haya que destruir, en función del éxito de la misión. No analiza el costo ni el desgaste, solo avanza hacia el blanco e introduce nuevos esquemas tácticos y estratégicos de acuerdo a las circunstancias, pero sin desviar su meta. Está concebido en estudios colegiados de Estado Mayor, en donde el problema, la situación actual y el objetivo, constituyen los ingredientes necesarios para crear la estrategia, es analítico y persistente, por lo que hay que contrarrestarlo con un vector de la misma magnitud pero orientado hacia la otra visión del problema. En segundo termino; los pueblos de nuestra empobrecida y tan rica Latinoamérica, han buscado sin éxito, en la mayoría de los casos, la persona indicada para lograr un mediano avance en cada uno de nuestros países, sin embargo, quienes se dedicaron a la política en nuestra región, nos sumieron en el subdesarrollo y en una pobreza extrema, derivado de la corrupción y de la falta de identificación con los problemas de país, en el cual se debió gobernar con miras al crecimiento integral de los sectores sociales, económicos, culturales, entre otros y que contrariamente, se distrajeron en modelos económicos motivados por vicios y negocios al margen de la ley, produciendo un rechazo colectivo hacia la política y en extremo hacia los políticos. El tercer punto, es aun más crítico. La falta de credibilidad hacia el sector político, el enseñoramiento de quienes ostentaban el poder y la falta de comunicación directa con los sectores más necesitados, aunado a los continuos fracasos de las políticas implementadas, manifestados en los resultados nefastos que redundaban en la calidad de vida y la aparición de un hombre fracasado en un intento de Golpe de Estado, pero enaltecido fatídica y erróneamente ante el pueblo, con un mensaje que llenó de esperanzas y de expectativas a todo el país (POR AHORA), gestaron desde ese momento al mesías de la República. Desde entonces anduvo en boga de la gente, algunos medios de comunicación y un amplio sector de la población se sintieron identificados con aquel pequeño discurso y sin conocerlo, sin necesitar su currículo, o su prontuario, lo hicieron presidenciable. Llegado el momento se convirtió en la antítesis del modelo de quienes lo habían antecedido y con un discurso protagónico, reiterativo y coloquial, conquistó los corazones de muchos, quienes hasta entonces se habían sentido excluidos y de muchos otros que vieron la oportunidad política de crecer aunque no supieran en que se estaban embarcando. A la fecha, todo aquel contratado por el gobierno para ejercer cualquier cargo bajo, intermedio o de relevancia, tiene la obligación de elogiar y respaldar las posiciones del líder de la llamada revolución, lo cual lo ha catapultado como el hombre de las decisiones, de las órdenes, de las estrategias. Nadie está autorizado para accionar en cualquier sentido sin antes haber recibido el visto bueno del líder y nadie puede hacer méritos de su cargo, ya que quien tiene los únicos méritos es el número uno. Que conllevó a la caída de la “cuarta república”? En mi concepto, las grandes riquezas que genera Venezuela y el muy escaso control sobre las finanzas personales, privadas, públicas, colectivas o afines que debe generar el Estado para mantener los estándares éticos y morales de la población, forjaron las bases para el encierro de los políticos en una cúpula, desde donde solo se podía entender el “cuanto hay pa´ eso” o “como quedo yo ahí”. Esta cúpula acabó con la comunicación GOBIERNO-PUEBLO y lo peor es que ante los ojos del ciudadano común, los políticos se hacían cada vez más ricos y más soberbios. La corrupción cada día era más evidente y sin embargo el pueblo era el que pagaba todos estos desmanes con las diferentes políticas económicas creadas para amainar la inflación galopante. La existencia, casi exclusiva, de solo dos sectores políticos en Venezuela, adecos y copeyanos, hacía casi imposible la aparición de otros, ya que el poder alternativo pactado por ambos, lograba destruir o al menos minimizar a todos quienes pretendían llevar un mensaje diferente y renovador a la colectividad. Razón suficiente para el nacimiento del chiripero “Convergencia”, en donde se ponía de manifiesto la necesidad de un cambio en el rumbo político del país. Hay quienes concuerdan en que el paquete económico implementado por Pérez, con el aval económico de Miguel Rodríguez, constituía una salida certera de la crisis económica de Venezuela, pero que la olla política ya tenia demasiada presión acumulada, lo cual aunado a esa falta de comunicación GOBIERNO-PUEBLO, se tradujo en el peor de los desastres políticos vividos en el país, recordado como el “Caracazo”. De ahí al nacimiento de cualquier modelo, grupo, equipo, solo existía la voluntad. Mi tesis sostiene que este alzamiento militar, de un grupo de “bates quebrados” de la FAN, estaba más que estudiado. Esa asonada militar, descabellada y desorganizada, sin el apoyo de al menos un sector del Alto Mando, sin un planteamiento estratégico serio, solo desencadenaría en lo que ellos ya habían inducido. El pueblo estaba molesto, no existía ningún otro liderazgo naciente o emergente y a la postre esto se traduciría en la semilla de esa empresa política. De otra forma, esos militares hubiesen honrado la patria con sus vidas, pero definitivamente el objetivo no era por la nación, sino con fines netamente previsibles. Si enjuiciamos a Pérez, porque la Contraloría no inhabilitó políticamente a los transgresores de la Constitución Nacional? Aquí solo comenzaba el problema. A casi siete años de la asonada, ya estaba consumada la fase final del proyecto. Quienes se embarcaron en esta travesía, vieron coronados sus planes y nacía la “Quinta República”, llena de expectativas y prometedora de cara a la situación política y social de Venezuela, con un discurso de inclusión, de democracia participativa y protagónica, con soluciones a borbotones para los problemas del país y como la guinda del pastel, con un precio del petróleo en aumento vertiginoso. Con esta conjunción político – social - económica, solo se podía avizorar un desarrollo sostenido y un significativo aumento de la calidad de vida del venezolano, no obstante, los estándares de vida en nuestro país, decrecieron notablemente durante este gobierno, al menos para el pueblo, el cual con mayor asombro vuelve al fantasma del enseñoramiento y riquezas del político. El cambio en el discurso fue progresivo, pero moderado. Desconozco si esta versión del Socialismo del siglo XXI ya existía en las mentes de los líderes de la revolución o la fueron gestando en la mente de quien logró imponerse como la autoridad máxima del movimiento y quien a la postre se ha instaurado como el inquisidor de propios y extraños. En mi reflexión, creo que estamos frente a la mente débil de un hombre fácilmente manipulable, con todo un abanico de virtudes, pero con una sed de reverencia a sus mandatos y designios. Una persona quien cambió, al menos en el discurso, su amor a la patria, por su amor a un proyecto o a una ambición personal, sin medir las consecuencias nefastas que a su paso va dejando. Venezuela merece y más aún, necesita una nueva oportunidad. Se hace urgente la renovación de los Poderes Públicos en el país y su separación de Ley. No podemos permanecer más tiempo bajo los designios de un grupo de desadaptados que pretenden perpetrarse en el poder con fines personalísimos, bajo la mirada incierta del pueblo y con la “complicidad” no manifiesta de los políticos de oposición, que lejos de sentar un precedente político de unidad verdadera, real y auspiciosa, que organice al pueblo y motive la participación ciudadana, cada día demuestran sus ansias de poder y no su compromiso con el pueblo. Necesitamos de una Venezuela renovada en su ética, exhibiendo una moral a prueba del pasado, necesitamos de una Contraloría de avanzada, que sea capaz de señalar al culpable y al incapaz, que realmente controle el progreso de nuestro país. Es la hora de salir del oscurantismo socialista y comunista. Juntos como un todo, seremos los responsables de no haber alertado a los sectores menos capacitados en materia política. Es hora de entender que la unidad permanecerá por muchos años como el único aliado político de la democracia. Entender que llegamos al futuro, en peores condiciones de cómo fuimos en el pasado. No merecemos haber vivido una época de oro y dejar a nuestros hijos una época sin brillo.
Vicente Colmenares Tovar
V-7.661.177

Nota al margen: Este escrito fue migrado del blog original, a fin de consolidar todos mis escritos en un nuevo y único blog. Original de fecha 28/02/2013.

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