sábado, 8 de junio de 2019
EL REINO DE LOS ORATES
La insania mental en Venezuela, pareciera haber hecho metástasis y haberse apoderado de todos los sectores y estratos que hacen vida en el país. No con esto quiero decir que todos los venezolanos estemos infectados, contagiados o desahuciados, pero si, que el virus de la locura se está expandiendo día a día.
De otra manera, sería difícil entender, como desde el gobierno, se hace una política de Estado, en donde el principal objetivo es la lucha entre clases, el adoctrinamiento, el guerrerismo, el odio hacia los logros del exitoso y otras muchas que van en detrimento del emprendimiento y los valores de trabajo, ahorro y calidad de vida, en franco contraste con las riquezas acumuladas por quienes organizan y engranan dicha política de Estado.
No existe ni se guarda la mínima apariencia, en exhibir a familiares en el exterior, dándose la gran vida, con acceso a los más distinguidos colegios, clubes, tiendas, hoteles, entre otros, mientras quienes le dieron el garrote y quienes no, estamos entrando en una espiral hacia adentro, como el remolino del WC, que tarde o temprano nos llevará (hoy a unos, mañana a otros y luego a todos) a la cañería.
Es una mentira enfermiza, en su mirada observas sinceridad, compromiso, solidaridad y convicción de que la realidad del país es como ellos la perciben, indistintamente de tener otras pinturas a nivel regional y mundial que contrastan claramente con el socialismo del siglo XXI. Mientras nos preparamos para la tercera década del milenio y el mundo entero disfruta del confort alcanzado en los siglos que nos precedieron, llenos de inventos, de tecnicismos, leyes y mucho más, a los venezolanos nos niegan los placeres de este milenio. Pudimos haber llegado junto con todos, pero la mesa llamada Venezuela, no tiene mesonero, no le han traído pasapalos, esta al final del salón al lado de la planta eléctrica y no se escucha la orquesta, porque quienes contrataron los servicios para esta fiesta milenaria, nos desfalcaron.
Lo peor es que la oposición política, pareciera que está en peores condiciones de salud mental que los gobernantes. Después de 18 años, piensan que estamos por buen camino, que sus decisiones están ajustadas al momento político, que la población los respalda, que son grandes estadistas. Desgraciadamente, no puedo avalar ningún avance. Si me corresponde dar mi opinión, diré que estamos más atrás que ayer y mucho más que hace unos años. Hoy tenemos un cuchillo en el cuello de todo aquel que no se arrodilla a la Dictadura, tenemos a una ANC ilegítima pero que ya fue votada y que hoy se instala. En poco, la Asamblea Nacional y el Ministerio Público, serán objeto de mutilaciones estructurales y nadie hará nada por salvarlos, mientras tanto, seguiremos escuchando a nuestros representantes, escudándose en sus discursos vacíos y en su eterna lucha interna, discurso y lucha que llevan adelante con la misma mirada de sinceridad, compromiso, solidaridad y convicción de que la realidad del país es como ellos la perciben, sin darse cuenta que estamos frente a mafiosos que no entienden de democracia. Una oposición dividida y sin entender que la UNIDAD no es la necesidad del momento, sino que es la búsqueda de un equipo monolítico que le haga frente a esta demencia, por mucho tiempo. Pero si también están infectados, es imposible que acepten su locura. Para muchos, la oposición no posee una estructura que pueda exhibir, un líder que los encamine, un objetivo a alcanzar, una estrategia definida. En esas condiciones, creo que el primer paso es reinventarla.
El más afectado con este virus, ha sido el pueblo venezolano. Estamos en el umbral de un estallido social y a pesar de su fetidez, muchos piensan que huele a jazmín, a frambuesa o a canela. El bolsillo de los venezolanos perdió el poder adquisitivo y no para los servicios ni los bienes de consumo prácticos (calzado, vestido, enseres, entre otros), sino para lo vital, ya no alcanza ni para comer. El dólar paralelo aumenta por millones de bolívares diarios, porque los tres ceros también quedaron en el olvido. Pero no importa, si llaman a elecciones rojas, los rojos van con esa misma mirada de sus políticos y si llaman a elecciones de la unidad, nosotros vamos con la misma mirada de nuestros políticos. Total, una vez que se cumplen los procesos, ni unos ni otros cumplen con sus promesas. Ni la oposición nombró las autoridades, ni el gobierno va a alcanzar la paz y resolver los problemas del país.
En un país, en donde el pueblo le dio el garrote al gobierno y este decidió pegarle a la oposición, ahora resulta que la culpa no es del pueblo, ni del gobierno, ni de la oposición. Insólitamente, “la culpa es del garrote”.
Definitivamente que estamos en un país de locos.
Este es el Reino de los Orates.
Abstenerse de dar respuestas de Orates. Si Usted entendió el escrito, entonces no pertenece a ese enfermizo grupo y lo invito a mantenerse en resistencia en contra de la Dictadura.
“El día que abandonemos la calle, sin que la Dictadura haya caído, ese será el día de nuestra última protesta”
Vicente Colmenares.
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