sábado, 8 de junio de 2019

ESCRACHE, JUSTICIA Y DICTADURA

Pareciera que el término escrache, es el hermano menor de la justicia y que esta funciona como un prerrequisito para operar. Para quienes no dominan el vocablo “ESCRACHE”, el mismo se originó en Argentina en 1.995, cuando la agrupación de derechos humanos “HIJOS”, denunciaban la impunidad de los genocidas liberados por Carlos Menem. El otro dato curioso, es que el escrache solo se ha practicado en España y Sur América (Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela), en Chile con el nombre de “Funa” y en Perú como “Roche”. El mismo es la acción de intimidar a los corruptos en lugares públicos, mediante palabras y ofensas por su mala gestión. Mi teoría, de que el uno es consecuencia del otro y que solo opera en la medida que la justicia falle o sea manipulada, nace de lo siguiente: Hace unos días expresaba mi preocupación de haber llegado al tercer milenio, con toda una serie de avances en muchas áreas, incluyendo la legal y que Venezuela no se encontraba a la par, ni siquiera, de los vecinos de la región, mucho menos de los países del primer mundo. Es así como el siglo del confort, se nos hace apático e inalcanzable. El manejo político de las Leyes y de la Justicia, echan por tierra la necesidad de castigar a los trasgresores y violadores del pacto social. Sin el respeto del mismo y la impunidad basada en servilismo político, solo estamos en el umbral del escrache. Toda persona y más aún, toda sociedad, requiere de normas de convivencia que sean acatadas por todos y de un sistema de justicia que dé respuesta ejemplar, equitativa y honesta a sus ciudadanos. Al fallar recurrentemente esta justicia y demostrar su carácter político y/o corrupto, esta sociedad se enfocará en enmendar el error del sistema, tomándolo en sus manos. Así que la Justicia efectiva, anula toda posibilidad de escrache, en otras palabras, no existe el prerrequisito para operar. Toda persona que cometa un delito o trasgreda las leyes, es objeto de sanción. Esta solo le corresponde a la justicia. Toda persona que conozca de un delito o trasgresión y no lo denuncie, se convierte en cómplice y es objeto de sanción. En un gobierno en donde se modifica la letra del pacto social y se emplea el brazo de la justicia con fines netamente políticos, obligatoriamente, deriva en una Dictadura, por lo que la impunidad aumentará y las sanciones siempre estarán signadas por la política. Es allí donde comienza el problema. En un país en donde a diario mueren personas por falta de medicinas, por hambre o víctimas de la inseguridad; en donde a diario emigra gran cantidad de jóvenes con deseos y sueños truncados y frustrados; en donde los servicios básicos cada día son peores y no son reemplazados ni se les da el mantenimiento necesario a los existentes; en donde la educación ha caído a los niveles más bajos de la región; en donde el deporte es casi que por cuenta exclusiva de los atletas y sus familiares; en donde comprar un carro o una casa raya en lo imposible. Pero que para un grupo de personas (enchufados), todo esto no represente nada, porque sencillamente no lo sufren o padecen, aunado al hecho de que cada día aumentan los índices de corrupción y trasgresión de las leyes, como una muestra de profunda anarquía, solo podemos esperar que alguien haga cumplir el pacto social. No puedo justificar el escrache en niños, ancianos o enfermos, pero en una sociedad diseñada para el cumplimiento de las normas, algo tenemos que hacer por recuperar la sociedad y sus normas. Podrán argumentar que son maltratos psicológicos y que se pueden ver como tortura, pero cuando pienso en los miles de detenidos, en como los han torturado, vejado, violado y mucho más, creo que le debemos un agradecimiento a la agrupación de derechos humanos “HIJOS”. El escrache no solo es contra familiares, políticos, militares y otros de la Dictadura, en las calles, locales o centros comerciales. En Venezuela ya mutó hacia las redes sociales. Si quieren ustedes observar el escrache en la red, solo busquen un tuit de algún político de oposición justificando las elecciones regionales 2017 y dedíquense a observar las respuestas. Esta será la otra cara, para quienes creen que solo en vídeos pueden capturar nuestro nivel de desesperación ante tanto desconcierto. En tanto, se decidió transitar el camino de la democracia en una Dictadura; se decidió legitimar al CNE y con este a la ANC; se decidió ir a elecciones, cuando nada han podido hacer nuestros Alcaldes, Gobernadores y Diputados; se decidió pactar con nuestros verdugos de 18 años; tantas cosas se decidieron, que ahora no es el pueblo quien decide. Una minoría en el Gobierno, decidió robarnos la Constitución y otra minoría en la MUD decidió robarnos la calle. No sé si deba escribir a futuro, solicitando el voto de quienes leen mis escritos, en el proceso de las regionales, pero por ahora, mi mente y mis oraciones están al lado de esas más de cien víctimas que para algunos que bastante balbucearon sus nombres, hoy pasan al olvido. Yo no los puedo olvidar, ellos murieron por una causa y yo seré fiel a esa causa. Mis últimos escritos los finalicé con una frase que hoy siento distante. “El día que abandonemos la calle, sin que la Dictadura haya caído, ese será el día de nuestra última protesta”. Vicente Colmenares.

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