CC. Rafael Acosta Arevalo |
Quizá la muerte, en su constante
dilema de la vida eterna o el fin del todo, sea la musa que adorne este canto.
Un canto al Marino, ese que decidió hacer de la Mar su ambiente de trabajo, ese
que en sus alegrías expresa "La Mar es nuestra novia de todo corazón",
ese que deja a su familia por días, arriesgando su vida en la lucha contra las
olas, contra el mareo permanente ante el cabeceo y el bandeo de la nave, ese
que ama a la Mar en la misma proporción que la Mar lo ama.
Un canto a Rafael, un canto a Venezuela,
una Oda para el marinero venezolano, porque hoy Rafael Acosta Arevalo somos
todos los marinos, los de Japón, de Noruega, de España o del Mundo entero.
Somos una tradición milenaria y somos una Gran Familia, como dicen nuestros
cantos "Somos la gloria marina, en nuestro uniforme seductor, llevamos
siempre el amor. Tanto en Chile como en China, dicen al vernos pasar, ¡He ahí
Lobos de Mar!".
Una Oda, un canto para el recuerdo,
para engalanar a un Hombre de blanco, transparente y trabajador, amante de la
Mar y de Venezuela, pero en el marco del dolor, de la aflicción, de la
tristeza, sin lúgubres bailes, como los de quienes genuflexamente celebran
soles en tiempos de lluvia. Nos es prohibido olvidar a quienes bailan sobre sus
muertos y nos es prohibido olvidar a quienes, como Rafael, lucharon por el
nacimiento de una nueva Venezuela.
Adornar este Canto, maquillar esta
Oda, resulta triste en su contexto, el de la muerte, pero resulta fácil, cuando
tienes la oportunidad de leer a Zaida Quintana, cuando como Marinero, tienes la
oportunidad de no morir sin haber sentido la esencia del Hombre de Mar, del
Caballero de Mar, en una nota tan sentida, tan bien lograda, tan profunda como
la Mar, como la de Zaida.
Sirva este canto para Rafael, por lo
que hoy representa para el Marino, para Venezuela y para el Mundo. No es mi
costumbre copiar, pero Zaida Quintana, a quien no conozco, se ha ganado mi
admiración y respeto por siempre.
Dios te bendiga Rafael Acosta
Arevalo, en ese nuevo plano espiritual, que tu Alma sea tan libre como la
Libertad que soñaste para todos.
Dios te bendiga Zaida Quintana,
porque tus letras adornaron la muerte, sin culpas ni culpables, en un país en
donde sabemos quienes son, sin política en un país en donde la política mató a
Rafael. Estas son tus palabras y con tu permiso las copio:
Estoy
herido mi capitán.
C.C.
Rafael Acosta Arévalo.
Los marinos de Venezuela hoy están de
duelo se preparan para zarpar y darle la despedida a uno de sus hombres, al
Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo, olvidándose de su condición política,
religiosa o su concepción de país, murió de manera injusta, nadie merece morir
porque lo asesinen, murió como no merecen morir los hombres de honor, los
hombres de mar.
Cuando muere un naval, un marino, un
caballero del mar, un hombre de mar, ahora llamados como gremio Armada, todos
los marinos lo acompañan en su último viaje, en su última singladura y durante esa última travesía quedan heridos en
su sentir, en lo más profundo de su alma porque como marinos juntos, nacen,
crecen, se entienden, se hacen hermanos, familia, es ser marino desde el
abuelo, de padre a hijo, es una filiación sanguínea, se lleva en la piel, en el
corazón, se lleva en el alma, se lleva hasta el mar.
Los navales comparten todos los riesgos
que su vida en el mar implica. Todo hombre de mar, como hombre de honor, quiere
que su última lucha, su último destino, su última honra sea en el mar. ¿Cuál
mar? No tiene nombre es uno solo, todos los mares y los marinos se cruzan,
todos se saludan, todos se ayudan, se rescatan, se acompañan a un puerto
seguro. Todos tienen el mismo uniforme, sin importar rangos y jerarquías, el
mismo mensaje el mismo sonar de pitos, el mismo rol en el mar, el mismo
lenguaje, todos se protegen, contra el viento y la marea. Todos los marinos aman el mar, lo
conocen y el mar los ama a ellos, ellos pertenecen al mar que los convierte en
su más grande amor, los reclama como suyos para que sus almas descansen en su
seno como debió ser con el Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo.
Los marinos son una familia que se
esparce por el mundo, no muy lejos están
los recuerdos del submarino nuclear ruso Kursk
K-159 con diez tripulantes a
bordo y desaparecido en el mar de Barents el 30 de agosto de 2003; del submarino Aras San Juan de la Argentina,
que desapareció el 15 de noviembre de 2017 con 44 tripulantes a bordo, la
angustia fue universal todos los marinos del mundo, sus familias, allegados
compartimos las noticias, escuchábamos las más versadas opiniones, recordamos
cuando veíamos como en el caso del submarino argentino, Ara San Juan a un
oficial venezolano entrevistado por CNN para explicar su visión sobre el
aspecto técnico, también desde de todos los confines de los mares, desde
Noruega, Rusia, Estados Unidos,
Portugal, no hubo marino en el mundo que no sintiera dolor por tan inefables noticias. Pero, jamás
escuche a ninguno de ellos quejarse, porque la última morada fuera el mar. Eso
es honrar a sus memorias.
En Venezuela hoy nos toca honrar a un
joven Capitán de Corbeta, llevarlo a su última morada que ojalá hubiese sido el
mar, hoy la familia naval venezolana guarda silencio llora, como el mar en
calma, a un hombre de su familia si, de su familia porque todos ellos son
familia desde que inician su proceso de formación, los padres de un marino son
marinos, los hijos, las esposas, hermanos, familia, allegados y amigos todos
son del mar.
Todos lloran a un joven del mar que
muere asesinado simplemente porque vio la vida desde el mar, la vio en
libertad, la vio a su manera de navegar, la vio desde un velero, la vio desde
un barco en cualquiera de sus formas y misión a cumplir, la vio desde un avión
en el que volaban sus sueños hoy hacia Dios, la vio desde la tierra donde el
compartía su especialidad profesional en esa tierra que hoy acoge con
solidaridad a su esposa e hijos, a sus padres, a su familia y de manera
especial a la familia naval. Todos los buques enarbolan en el tope del mástil
un Crespón Negro en señal de duelo.
Venezuela está herida, casi de muerte,
hoy dirán sus subalternos estoy herido mi capitán Acosta, no puedo más y él les
dirá naveguen continúen que tengan buen viento y buena mar, Navigare Necesse
Vivere Non Necesse, pero todo el agrupamiento naval sin distinción de condición
se siente herido casi no se distinguen sus sueños así sean desde el mar que
estos vengan.
Todos en Venezuela y el mundo comparten
el dolor de su partida, porque su última travesía no fue en el mar, marinos
venezolanos y extranjeros saben que su muerte no fue justa, también saben que
Neptuno le hará justicia desde el mar.
El capitán Acosta Arévalo, navegará en
un buque que izará sus banderas, el capitán del buque tomará su puesto de
comando, iniciará el rol de maniobras, ordenará largar los cabos y navegará por
el Caribe venezolano con usted Capitán Acosta Arévalo a bordo para llevarlo a
su última morada en el fondo del mar y como a un viejo marino se le rendirán
honores y se le que su misión fue cumplida. Se le guardará un minuto de
silencio acompañado de un toque del toque de oración, significado de respeto de
honra y se le dirá al mar a aquí tienes a tu hijo, descansa en tu fondo allí es
donde perteneces, desde allí labrarás tu libertad.
Propongo a todos los hombres de mar en
Venezuela, reflexionar en silencio por un minuto en honor a su memoria. Este es
un homenaje al Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo. Paz a su alma.
Escrito por Zaida Quintana.
Vicente Colmenares Tovar
V-7.661.177
ResponderEliminarPor la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más.
Un sendero solo de pena y silencio
llegó hasta el agua profunda.
Un sendero solo de penas mudas
llegó hasta las espumas.
Sabe Dios qué angustia te acompañó
qué dolores viejos calló tu voz
Excelente fragmento. Muy oportuno en tan sentida ocasión. Saludos.
EliminarEstimado profesor, esta Oda a Rafael, toma de Alfonsina y el Mar unas suaves y armónicas notas para acompañar a quien en vida hizo de la Mar su ambiente. Muchísimas gracias por tan excelente acompañamiento musical. Porque a los héroes se les llora su muerte, pero se les celebra su trayectoria de vida.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por este sentido escrito. Saludos fraternos.
ResponderEliminarGracias a tí por leerlo e identificarte con el sentimiento que como marinos nos une, mi estimada y siempre bien recordada Larissa. Es lo menos que podemos hacer por el descanso eterno de los amigos, de los compañeros, de los héroes.
EliminarSaludos y bendiciones.
QEPD Rafael
ResponderEliminarSubalterno, Compañero, Amigo, Hermano, qué bonito es aprender de alguien a quien formaste y ayudaste por su ejemplo y acciones en la tierra, siento mucha tristeza por tu ausencia tú partida lo que dejas y tus sueños sin cumplir, bendisenos y cuidanos desde donde estés para lograr una Venezuela ideal, muy buen viaje Hermano Rafael, descansa en Paz, misión Cumplida.
Cacique
Tal cual hermano querido. Nuestra aflicción es por partida doble, amigo y compañero de armas.
EliminarBendicenos
ResponderEliminarPatético régimen asesino. Odio saber que será una muerte impune y de verdad que me parece que nos volvimos indolentes ante tanta barbarie. Dios lo tenga en la gloria y le de fortaleza a sus familiares.
ResponderEliminarImpune para el momento amor mío. Como lo señalabas esta mañana, en Chile todavía están juzgando a los militares de la Dictadura. Confiemos en la Justicia Terrenal, que más temprano que tarde le demandará a estos asesinos sus responsabilidades personales.
EliminarQue DIOS junto a sus ANGELES reciba su buque cargado de peticiones justas con termino de esta guerra infame entre hermanos venezolanos que mas pronto que tarde se haga justicia QEPD mi Capitan y que DIOS lo tenga en su gloria...
ResponderEliminarAmén, que todas nuestras oraciones sean escuchadas por el Todopoderoso y que con la guía de Rafael, hoy mártir de esta dictadura, desate su Justicia Divina y termine con este Régimen.
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