sábado, 10 de octubre de 2020

NOUS DEVONS MIGRER (Tenemos que emigrar)



    Pedro, José y María, serán los seudónimos que usaré, para referirme a tres jóvenes centrales (desconozco su ciudad de origen), con los cuales intercambié unos pocos minutos, la mañana de este 10 de octubre de 2020. Acababa, junto a mi esposa, de hacer unas entregas de medicamentos en la Ciudad de San Cristóbal y nos disponíamos a tomar la buseta de regreso a Cordero, cuando fuimos abordados por tres jóvenes (Pedro, José y María), quienes nos preguntaron, ¿cómo hacían para llegar a Traki?. Encontrándonos nosotros en la esquina de Maxi Cream, en La Concordia, le contestamos que estaban bastante lejos, que aproximadamente a 2 kilómetros o un poco más, que lo mejor era tomar una buseta que los dejara allá. Uno de los tres, pudo ser Pedro, me contestó que no tenían para el pasaje, que llegando a San Cristóbal, en una alcabala de la policía, los habían parado y les habían revisado las maletas y los amenazaron con bajarlos y regresarlos, si no les daban la plata que llevaban. Estos jóvenes, casi niños aún pues no creo que ninguno pasara de los 20 años, en su miedo, le dieron todo lo que traían, para que no los regresaran. 
    Su destino, lo desconozco, nunca hablamos de eso, pero iban en huida, iban emigrando de un país que no les brinda ninguna posibilidad de surgir, de un país en donde la autoridad, que está para defender a los ciudadanos, los está reprimiendo, acosando y robando. No sé que van a hacer Pedro, José y María, no tienen cara de muchachos malos, por su vestir puedo inferir que son de un estrato social bajo, pero “en sus caras se dibuja la decepción de la espera” (al mejor estilo del Pablo Pueblo, de Rubén Blades). Con caras tristes, les vi la intención de continuar su camino hacia Traki, por lo que mi esposa y yo decidimos apoyarlos con el pasaje a Traki y algo más, que no era mucho. A la cuadra se veía venir la buseta de Cordero, por lo que le dijimos que esa los dejaba en Traki y que nosotros les avisábamos donde quedarse, ya que nosotros también nos íbamos en esa. 
    Al subir a la buseta, me conseguí con Carlos y Mailiu, dos buenos amigos y buenos samaritanos, quienes al escuchar el cuento de lo sucedido, también aportaron algo de ayuda para estos jóvenes. Llegamos a Traki y les señalamos que esa era su parada y que ahí podrían tomar la buseta de Capacho.
    No sé, donde puedan estar a esta hora Pedro, José y María, pero sea donde quiera que estén, que el Dios Todopoderoso y la Santísima Virgen Bendita, me los acompañe y me los cuide. 
    No sé, quienes fueron los policías que le quitaron los dólares a estos niños, pero donde quiera que estén y al mejor estilo maracucho, marditos, trimarditos, mil veces trimarditos, un millón de veces trimarditos, mil millones de veces trimarditos. Por estos policías es que “tenemos que emigrar (nous devons migrer)”, en español y en francés (como el título de este escrito) y para hacer la traducción perfecta de mis palabras a ese bello idioma, “EL RECONTRA COÑÍSIMO DE SUS MADRES, HIJUEPUTAS POLICÍAS DE MIERDA”. 

Vicente Colmenares Tovar 
V-7.661.177

2 comentarios:

  1. Triste desgracia, día a día para muchos, sufrimiento a largo plazo para familiares y amigos.
    Se enfrentan a lo incierto, pasarán a ser adultos Antea de tiempo, truncarán sueños y anhelos.

    Solo puedo agregar: Maduro, cono e tu madre!

    ResponderEliminar
  2. Apreciado Vicente, leo tu Escrito y es el cuento de nunca acabar y la escena que se respite diariamente en todos los puntos fronterizos de nuestra Vzla. Todo gracias a la Banda hamponil tanto Civiles como Militares que secuestro el Pais, pero ten la certeza que Existe una Justicia Divina y un Orden y equilibrio Natural, dónde la providencia se encargará más temprano que tarde de pasarle Factura a estos Rufianes.

    ResponderEliminar

LAS REMESAS ROJAS

  Un dinero con poco esfuerzo     Hace algunos años, quizá más de los que estoy dispuesto a aceptar, Venezuela entera madrugaba. A las 4 am ...